La localidad colombiana se convirtió en el gran terminal a cielo abierto
Jonathan Maldonado
La Parada, localidad neogranadina situada a escasos metros del puente internacional Simón Bolívar, se ha convertido en el gran terminal a cielo abierto, donde piratas y formales compiten cara a cara por sus clientes.
En ese gran terreno comercial, en el que la irregularidad mueve sus tentáculos de forma sigilosa y agazapada, convergen un gran número de transportistas que ofrecen sus servicios hacia la ciudad de San Cristóbal, Rubio u otras zonas de la entidad andina.
«Aproveche, aproveche. Ya vamos saliendo. Queda un solo puesto, joven», profería un transportista este domingo 15 de octubre, cuya camisa blanca tenía en el bolsillo bordado el logo y nombre de la línea que representa. A dos metros, otro ciudadano, sin empresa que lo respalde –es “pirata”–, ofrecía el mismo servicio; y al mismo tiempo: «¡25 mil pesos a San Cristóbal!», recalcaban los dos.
Del grupo, juntos y a la vez revueltos, hay taxistas, cinco puestos e informarles. Todos comparten la misma zona y, en ciertos momentos, no hay distinciones entre legales e ilegales, pues La Parada se ha caracterizado por ser una tierra donde la ley la impone «el más bravo».
Muchos de los cinco puestos del terminal de San Antonio del Táchira han optado por migrar al corregimiento neogranadino ante la ausencia de pasajeros suburbanos en el puerto terrestre. A ellos se unen los que están amparados bajo la figura de taxistas de líneas venezolanas. Los piratas se diluyen entre los dos grupos anteriores.
Para que cada carro salga de ese gran terminal, los irregulares cobran una tasa de salida. «Ni el precio ni el pago se discuten. Toca pagar la cuota y no chistar nada si queremos seguir laborando», dijo un conductor cuya identidad prefirió mantener en el anonimato.
El número exacto de conductores sobrepasa los 100 carros. No hay una cifra oficial por parte de la Alcaldía de Villa del Rosario que dé cuenta de la cantidad de vehículos que se estacionan en el vasto terminal para buscar sus clientes.
Mototaxistas
A la par de los servicios en carro, están los mototaxistas, figura que no es legal en Colombia, pero ha ganado terreno desde la reapertura del puente internacional Simón Bolívar para el paso de vehículos, el pasado 17 de febrero.
Un 98 % de quienes ejercen ese oficio es venezolano. Viven en San Antonio o en la parroquia El Palotal y ofrecen su carrera –la corta– en 3 mil pesos; es decir, desde La Parada y hasta la redoma del cementerio de la Villa Heroica, y viceversa. Si va más lejos, el precio varía, dependiendo de la zona.
El grupo que estaba trabajando cerca de las casillas de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales (DIAN) fue movido por la Policía Nacional de Colombia y funcionarios de tránsito. Los otros grupos, conformados más hacia el casco central de La Parada, se desenvuelven sin inconvenientes.