Justo cuando la imagen del Nazareno iba saliendo de la Basílica Menor San Antonio de Padua, en el municipio fronterizo Bolívar, un apagón en ese sector obligó a los devotos a encender las linternas de sus teléfonos, mientras los encargados del sonido activaban su planta eléctrica.
Eran cerca de las 7:30 p.m. Algunos feligreses, sobretodo los de la tercera edad, prefirieron retirarse para evitar tropezarse y caer en medio de la multitud que acompañaba al Nazareno.




El calor se acentuó tras la suspensión del servicio eléctrico. «Lástima que no respetaron la procesión del Nazareno», soltaban algunos creyentes mientras alumbraban con sus celulares el camino.
La reinante oscuridad hacía que la imagen del Nazareno se perdiera rápidamente de la vista de quienes optaron por no seguir con la caminata. Los cantos y oraciones no dejaban que la fe se apagara en los asistentes.
Como es costumbre, la imagen fue cargada en hombros por el grupo de Nazarenos, ataviado en su hábito y capirote color púrpura, a tono con la vestimenta que portaba la efigie.
«¡Que Dios bendiga a Venezuela!», reiteraban constantemente los feligreses.
Jonathan Maldonado