Frontera

Sacrificó su cabello para retornar a Venezuela

27 de septiembre de 2021

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La joven Alayón, junto a su esposo y dos hijos, vivió cuatro meses en Cali, Colombia


Por Jonathan Maldonado

Yanimar Alayón, de 20 años, junto a su esposo, Jimmy Meléndez, de 24 años, y dos hijos, un niño de seis años y una niña de 11 meses, se hallaba descansando su humanidad debajo de un frondoso árbol, ubicado en uno de los extremos de la vía principal que conduce a Peracal, justo a la altura del barrio 5 de Julio, en San Antonio del Táchira.

Meléndez estaba sentado sobre uno de sus bolsos, mientras Alayón reposaba su cuerpo sobre una piedra. En su regazo dormía la niña de meses, al tiempo que el niño se entretenía con las piedras que cubrían el piso. Los rostros de los cuatro lucían fatigados, pues el retorno no fue tan sencillo.

La mujer muestra la parte del cabello que vendió. (Foto: J. Maldonado)

Hace cuatro meses, el núcleo familiar abandonó su estado natal, Portuguesa, para probar suerte en Colombia, específicamente en la ciudad de Cali. Allí arribaron dispuestos a emprender una nueva vida. “Lo más difícil fue encontrar dónde hospedarnos, pues en las casas no reciben a parejas con niños y nos tocó que pagar una habitación por día”, aseguró la joven.

Al día, debían apartar 20 mil pesos para cancelar el cuarto donde vivieron los cuatro. Mientras su esposo conseguía un trabajo más estable, vendieron «chitos» por las calles de Cali. Luego el hombre trabajó en una academia de patinaje. En ese puesto de trabajo estuvo hasta que decidieron retornar a su nación.

Uno de los detonantes que los hicieron regresar fue el tener que pagar, a diario, 20 mil pesos de alquiler. A veces, no les quedaba para los otros gastos: la comida, los pañales de la niña, la leche y demás artículos de primera necesidad. “Acá, en Venezuela, no tenemos que preocuparnos por el arriendo”, recalcó.

La familia contó con la bendición de que los jefes de Meléndez le costearon los pasajes hasta la ciudad de Cúcuta. En el trayecto, lo poco que guardaban en dinero lo gastaron en comida para los dos niños. “Cuando llegamos a La Parada no contábamos ni con una moneda”, subrayaron con la preocupación tallada en sus rostros.

“Me dieron 30 mil pesos”

Alayón tiene una cabellera abundante. Vio que entre los puestos informales, que pululan en el corregimiento de La Parada, había algunos dedicados a la compra de cabello. “Me acerqué a uno, vieron mi cabello, lo palparon, y me dijeron que me pagaban 30 mil pesos por la parte que me iban a quitar”, relató.

La necesidad la llevó a aceptar la propuesta. Con esos 30 mil pesos, pagó 20 mil al “trochero” que les ayudó a cargar los costales durante el recorrido por el camino verde. “Los otros 10 mil pesos, más 2.000 pesos que pedimos, se los pagué a los encargados de la trocha”, resaltó, para luego dejar claro que, una vez más, estaban sin dinero.

“Aquí estamos, debajo de este árbol, descansando y a la espera de un aventón”, soltó mientras la bebé continuaba en su regazo. Cerca de la pareja estaban el coche rosado de la niña y dos costales: uno con los tradicionales colores amarillo, naranja, verde y azul; y el otro de color verde oliva.

Dejar Venezuela

Meléndez laboraba vendiendo medicinas en el centro de Acarigua, donde tuvo varios percances con la policía de la zona, que “me quitó dos teléfonos”, puntualizó la dama, mientras aseguraba sentirse contenta por estar nuevamente en Venezuela. “En Portuguesa están mis padres, mis hermanos y los familiares de mi esposo”, detalló.

En ciertos momentos de la entrevista, las fuertes venticas refrescaban aún más la estadía debajo del árbol, pero también interrumpían el desarrollo de la entrevista. “Ese escenario (la policía) nos hizo vender la mercancía que quedaba, conseguir lo del pasaje y así irnos a Colombia”, sentenció.

La pareja no sabe si en otro momento vuelve a migrar. “A la vez, nos fue bonito en Cali, porque conocimos a colombianos amables, al igual que venezolanos que nos tendieron la mano, con comida”, rescató de lo vivido en el vecino país.

En sus costales solo guardan ropa, ya que el dinero con el que regresaron no les alcanzó para comprar algunos alimentos y llevarlos en el trayecto… Por esta frontera aún siguen los caminantes: los de retorno y los de salida.

https://youtu.be/Rz_1NdSts4E

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