El sector fronterizo clama por ayuda gubernamental
Jonathan Maldonado
En Las Dantas se sienten olvidados. En la zona rural de frontera, ubicada en la parroquia Isaías Medina Angarita, en el municipio Bolívar, las casas siguen desmoronándose a causa de la inestabilidad del terreno.
El escenario más crítico se encuentra en el sector Los Pinos, donde al menos ocho casas han colapsado por completo y otras tres están a punto de caerse. «Hay una donde las personas que la habitan se niegan a salir, pese al peligro que representa», dijo uno de los denunciantes.
El problema no es nuevo. Caminar por esa zona semeja a esos pueblos donde las sacudidas de un terremoto acaban con todo. En las estructuras aún en pie las grietas en las paredes son profusas y alertan con desplomarse en cualquier momento.

En pocas oportunidades hubo visitas de organismos de seguridad ciudadana. La solución fue el desalojo de varias casas, pero no hubo un plan para tratar de reubicarlos. «Nos sentimos abandonados», señaló.
Los habitantes demandan un estudio a profundidad del terreno para saber a qué se debe que las casas se estén cayendo. «También requerimos de ayuda. Varias familias han tratado de reubicarse, pagando alquiler, pero no es fácil», subrayó.
La vía está intransitable. Caminar por esa irregularidad del terreno es peligroso, sobre todo por los deslizamientos y desniveles del mismo. Pareciera una zona donde solo reciben el amparo de la Providencia. De resto, nadie acude a brindarles una solución.

En otros sectores de la parroquia el panorama es similares. Las casas tambalean como consecuencia de un terrero que pareciera ir deslizándose hasta el colapso de las estructuras. Urge que las autoridades atiendan sus casos.