Jonathan Maldonado
Vecinos piden la urgente atención por parte de las autoridades regionales y municipales
Más de 100 casas afectadas por la avería de un transformador, un bote de aguas servidas, desde hace más de un año, y un túnel a punto de colapsar, son las tres fallas que congrega el barrio Miranda, en San Antonio del Táchira, específicamente en las carreras 16, 17 y 18.
Los olores putrefactos que van saliendo de la calle 6 se van expandiendo hacia el interior de las viviendas. Los carros y motos que pasan a diario por ese trayecto hacen maromas para no caer en una especie de pozo nada cristalino, donde las moscas pululan por lo insalubre.
Aunque han recibido la visita de las autoridades con maquinaria para solventar el escenario nauseabundo, no ha sido posible. Las aguas negras siguen brotando sobre un asfalto que se deteriora por la constante humedad. «Ya casi le vamos a cantar cumpleaños», manifestó, algo irónico, un residente del barrio.
En las tardes, cuando las altas temperaturas llegan a su máxima expresión, el olor se hace más insoportable, puntualizan los residentes, quienes además suman 10 días sin luz por la avería de un transformador. «Ni decir que vamos a encender el ventilador o el aire. Cómo lo hacemos si no hay servicio de electricidad», manifestaron durante el recorrido que efectuaron con el corresponsal de frontera.
Muchos se han trasladado a casa de un familiar o allegado de otro barrio para poder cocinar, en vista de que sus bombonas se encuentran vacías y no cuentan con el dinero para adquirir una en el mercado informal. «Las que venden las autoridades, llegan cada seis meses», recordaron.
Túnel
En época de lluvia, el dolor de cabeza regresa para los vecinos del sector Puente Tierra, pues las viviendas erigidas cerca del túnel corren riesgo antes los escombros que arrastra el agua y van obstruyendo la circulación de la corriente que se forma.
«Solo quedan cuatro dedos y colapsa», alertó un vecino, al tiempo que instaba a los funcionarios de la Alcaldía del municipio Bolívar a colaborarles con la maquinaria pesada que permita remover la cantidad de barro y demás sedimentos acumulados.
Los residentes ruegan al cielo que no haya un aguacero en estos días, ya que daría pie a que se inunden las casas aledañas al túnel. «Gracias a Dios las recientes lluvias han sido suaves, benevolentes», agradecieron a la Providencia.
Este problema es de larga data, en vista de que las viviendas fueron construidas muy cerca de una zona que requiere la limpieza constante para que no se obstaculice el paso del agua de lluvia.