Junto al aluminio, continúan siendo ofertados y vendidos en los puntos de recolección ubicados cerca de Colombia
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Hace un par de años, las autoridades decidieron retirar del parque Sucre las láminas de bronce en honor a Antonio José de Sucre. Los antisociales lograron robar dos
Daniela González
Desde los metales de poco valor, hasta los más cotizados por los delincuentes, como el cobre, el bronce y aluminio, son los más buscados por las personas que se dedican a venderlos, de contrabando, en la zona norte del Táchira.
Por ello, algunos habitantes de esta jurisdicciónhan decidido escudriñar a fondo en sus viviendas para lograr encontrar y reunir una buena cantidad de algún metal e irse en horas de la madrugada por las trochas de Guarumito, lograr llegar al punto de recolección y vender cada kilo, desde 10 mil a 15 mil pesos colombianos.
Otros deciden hurtar bienes públicos para poder encontrar con facilidad cobre y bronce. Estas personas alegan que ambos metales son de mejor calidad, pues el aluminio es liviano, aunque deben de trabajar un poco más para lograr pesar un kilogramo.
Para ellos,el hurto de un bien público, como guayas de electricidad, placas de bronce, cableado eléctrico y cualquier material elaborado en cobre o bronce, “no es un delito grave”. “Es que eso es del Estado y ellos luego lo reemplazan; el Gobierno roba, y uno lo hace es para poder comer; igual, al tiempo terminan cambiando las guayas por aluminio, un material barato. Yo le voy a decir algo, si uno no lo hace, igual lo terminan haciendo los trabajadores de Corpoelec”, declaró temerosamente un hombre, quien aseguró que hace un tiempo se dedicaba a hurtar en las calles de la ciudad de San Juan de Colón.
Tras lograr recolectar una buena cantidad de cobre, en cableado, el paso siguiente es quemar el plástico, para tenerlo limpio y poder venderlo. “Uno se da cuenta (de) que en algunas casas del barrio Cristóbal Colón están limpiando cobre, porque se ve la cantidad de humo; hay que quemarlo para que quede limpiecito; otros pelan el plástico, pero es más difícil”, contó.
Posteriormente inicia la travesía. Cuando ya está coordinado el viaje, la mayoría de estos “trabajadores” salen en horas de la madrugada y llevan el metal en cestas por Guarumito, hasta un punto donde será pesado y vendido.
“Aquí la mayoría trabaja desde la 01:00 o 03:00 de la mañana; algunos llevan carne de contrabando, todo eso está cuadrado con los funcionarios, ya los ‘pases’ tienen que estar pagos, para pasar sin ningún problema. Por ejemplo, el chamo que se va conmigo lleva cobre y le pagan hasta 12 mil pesos por el kilogramo, pero él no se va con un kilo, pasa hasta 20, y es ahí donde está la ganancia”, contó detenidamente un informante, quien por razones de seguridad no reveló su nombre.
El hombre asegura que algunas personas son detenidas por no “trabajar” en conjunto con los funcionarios. “Uno se daba cuenta (de) que algunas personas se querían pasar de vivas y ocultaban el cobre para no pagarle a la gente, pero si estás trabajando en esto, tienes que ser ‘legal’ para que no se te caiga la vuelta, y rogar que los jefes de ellos no pidan ningún procedimiento porque terminamos cayendo cualquiera de nosotros”, relató este hombre de unos 25 años de edad.
Hasta en las casas buscan metales
Los colonenses están divididos en dos partes, pero con el mismo fin: un grupo busca en sus casas los metales que no utiliza, y el otro grupo hurta la historia, el valor patrimonial y familiar de las familias de Ayacucho, con el fin de vender los metales como contrabando hacia Cúcuta – Colombia.
“Las ollas viejas y rotas que tenía en mi casa, las pensaba botar, pero vino un sobrino y me dijo que si eran de aluminio las podía vender y, dependiendo del peso, me daban hasta 20 mil pesos colombianos. Logré reunir 12 kilos y fue el quien las vendió,pero no me dijo dónde”, contó Margarita Chacón, habitante de la ciudad de Colón.
En busca de metales, desvalijaron el cementerio Municipal
Los delincuentes se han dado la tarea de hurtar lo que sea, sin respetar el dolor de los colonenses por la muerte de algún ser querido. Sin dejar rastros, ni testigos, hurtaron todas las placas de bronce, cobre y aluminio del camposanto municipal, donde las tumbas fueron despojadas hasta del mármol que adornaba los sepulcros.
Las placas de bronce del parque Sucre fueron hurtadas.
Quienes atentan contra el patrimonio público, cegados por el valor del metal al fundirlo y venderlo por kilos en el mercado negro, fundieron también la historia y la memoria de los colonenses al cometer este hurto contra los espacios públicos.
Hace dos años, tres placas de bronce fueron hurtadas del parque Sucre de San Juan de Colón. Los delincuentes al parecer no dejaron rastros del hecho, solo el recuerdo y molestia entre los habitantes, que se percataron de lo sucedido a primeras horas del lunes 24 de septiembre.
Misteriosamente, una placa fue recuperada
Hace dos años, una placa de bronce en alto relieve, titulada “Córdoba en Ayacucho”, fue hallada en la aldea El Peronilo, a punto de ser vendida en las trochas. Lamentablemente, este patrimonio histórico fue mutilado en diferentes partes; sin embargo, las autoridades habrían llegado a un acuerdo con el restaurador Héctor Rojas, con el fin de reconstruirla, pero finalmente no lograron hacer nada.
Tras este vandalismo, que le ganaba la batalla a los organismos de seguridad para el momento, las autoridades de la jurisdicción, en compañía de cronistas, artistas e historiadores, decidieron remover el último relieve de bronce, situado en el lindero oeste del monumento de Sucre, para posteriormente resguardarlo en la Casa de la Cultura de la ciudad de San Juan de Colón.