Frontera
Vivir con EPOC en la frontera: «A mi esposo le urge un concentrador de oxígeno»
11 de mayo de 2023
La familia vive en una casa con paredes de bahareque y techo de zinc, en el sector de Las Minas de San Antonio del Táchira
Jonathan Maldonado
Yusmaris Molina, de 39 años, es la única que lleva el sustento a su casa. Su esposo, Alfredo Romano, de 64 años, sufre de Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), lo que le impide moverse. La fatiga lo acecha a cada momento.
Molina y Romano viven en el sector Las Minas, en San Antonio del Táchira, junto a su hija de 8 años y una perrita llamada Cabri. «A mi esposo le urge un concentrador de oxígeno, el que tenía se le dañó», destacó la ciudadana, oriunda de Santa Bárbara de Barinas.
Ambos, con su niña, llegaron a la frontera hace seis años, como muchos otros migrantes internos. Al comienzo, decidieron cruzar el puente internacional Simón Bolívar e instalarse en Cúcuta. En ese entonces, Romano, natural de Valencia, ya padecía EPOC.
«En una de las crisis que le dio fue ingresado al hospital Erasmo Meoz, en Cúcuta. Allí le donaron un concentrador de oxígeno, el cual lo acompañó por más de cuatro años y le fue de gran ayuda. Actualmente, está dañado», enfatizó la mujer.
La entrevista la concedieron en su hogar. Hasta el sector se trasladó el equipo reporteril de La Nación. Se trata de una estructura humilde y pequeña, con paredes de bahareque y techo de zinc. «La casa no es nuestra. Vivimos alquilados y pagamos 120 mil pesos al mes», sentenciaron.
Para llegar a la residencia hay que subir varias escaleras. Para el sexagenario se le hace cuesta arriba, pues su enfermedad no se lo permite, debido a la constante fatiga que lo agobia con ta solo caminar un par de metros en terreno plano.
«Yo trabajo limpiando casas. El dinero que gano solo da para sobrevivir», admitió con lágrimas surcando su rostro por la difícil situación que los envuelve. «Hemos ido a la gobernación, a la Lotería del Táchira, y nada. También hemos tocado las puertas de la alcaldía del municipio Bolívar, pero lamentablemente no ha habido respuesta», señaló Molina.
Además de la máquina de oxígeno, el ciudadano requiere de una silla de ruedas. «Aunque puede caminar, no puede recorrer muchos trayectos en vista de que se cansa muy rápido. Se queda sin respiración», acotó su esposa.
Tras vivir por casi cuatro años en la ciudad de Cúcuta, se mudaron a San Antonio del Táchira, donde llevan dos años. «En este sector ya tenemos ocho meses. Antes vivíamos en el barrio Sucre, donde nunca llegaba el agua», aseveraron.
Romano es consciente que su enfermedad fue a causa del cigarrillo y de los químicos que manipuló lustros atrás, en su ciudad natal, Valencia. «Es muy complejo vivir así», subrayó.
La famila Romano Molina espera que las autoridades regionales y municipales les brinde un espaldarazo. «Dios quiera y nos escuchen», expresaron.
Para cualquier ayuda, pueden contactar a los ciudadanos al siguiente número telefónico: 04267445710.