Al inicio, fue parte de las lavanderas del río Táchira
Jonathan Maldonado
Yuciris del Carmen Rivas Cova tiene dos años viviendo en el corregimiento de La Parada, en Colombia, con su esposo y cuatro hijos. Allí está en un rol de migrante, con la diferencia que tiene a escasos metros a su país, y puede visitarlo las veces que quiera en el día.
A Yuciris se le ve en el casco central de la localidad colombiana, vendiendo refrescos, café, agua y golosinas. El tema de la hidratación tiene mucha demanda por el sol abrasador que, en el día, lidera en la frontera colombo-venezolana.
También frecuenta el puente internacional Simón Bolívar cuando le sale algún servicio con su «carrucha» o carretilla: vehículos que emplean para transportar las maletas o mercancía de ciudadanos que pagan para aliviar el tránsito por el trayecto internacional. El oficio cayó en más del 90 % tras la reactivación del paso de vehículos por el tramo binacional.
Rivas, sus cuatro hijos y su pareja salieron del estado Sucre, su tierra natal, hace más de 24 meses. «La situación del país nos llevó a migrar, no contábamos con un empleo bueno, se nos presentó esta oportunidad y acá estamos», manifestó, mientras dejaba claro que no desea adentrarse hacia otros departamentos de la nación hermana u otras latitudes.
La ciudadana venezolana remarca que la experiencia no ha sido fácil, pero tampoco difícil ni traumática. «Hemos sabido sobrevivir», soltó, mientras agradecía a varias organizaciones internacionales por el espaldarazo que le han brindado tanto a ella como a los suyos.
Garantizan su escolaridad
Los cuatro hijos de Yuciris estudian en Colombia. Eso le da bastante tranquilidad, pues temía que, al dejar Venezuela, se atrasaran en su escolaridad: «Las dos niñas están en el bachillerato y los niños en primaria».
Organizaciones como UNICEF, ACNUR, Rescate, entre otras, le han ofrecido ayuda al núcleo familiar. «La OIM (Organización Internacional para Migrantes) también nos ha colaborado mucho», recordó la joven progenitora, de 34 años.
Ha contado con la posibilidad de que los útiles escolares de sus niños, y ciertos beneficios económicos, le lleguen de parte de las organizaciones foráneas. «Uno agradece de corazón cada ayuda», resaltó.
Lavandera del río Táchira
Al principio, cuando los ingresos estaban muy escasos, iba a lavar la ropa de ella y de sus niños a orillas del río Táchira. «Muchos venezolanos lo hacen aún», acotó.
La vivencia le permitía imaginarse el escenario para muchas mujeres que, ante lo rudimentaria que era la vida, tenían que ir al río a hacer sus labores. «No es fácil. Ahora estamos más cómodos y lavamos donde estamos residenciados», subrayó.
Yuciris del Carmen Rivas Cova no tiene pensado abandonar La Parada. «El día que me vaya de aquí, será para regresar a mi tierra, en el estado Sucre», sentenció.