La voz, es el regalo que Dios nos dio a las personas para comunicarnos. Es mucho más que un medio de expresión. Es la herramienta para compartir ideas, emociones y construir el entendimiento.
Hoy, 16 de abril nos brinda la oportunidad de detenernos un instante para valorar esta capacidad asombrosa que a menudo damos por sentada. Nos invita a reflexionar sobre su fragilidad y la importancia de cuidarla, pero también sobre su inmenso potencial para construir un mundo más empático y conectado.
Es el Día de la Voz, un recordatorio de que cada voz cuenta, que cada palabra tiene el poder de impactar y que, juntos, podemos utilizar este don para tejer un diálogo constante que enriquezca nuestra experiencia colectiva.
Los estudiosos de la voz destacan que en cada inflexión, en cada tono, en cada matiz en el que se emplea la voz, transmitimos conocimientos, debatimos ideas y creamos narrativas. Es el instrumento primordial de la enseñanza, la guía, el aprendizaje y la herramienta con la que compartimos nuestra libertad de expresión.
Para aquellos que han elegido la comunicación y la educación como vocación, la voz adquiere una dimensión aún más importante. Se convierte en su aliada indispensable, en el arma y la herramienta con la que moldean mentes y conectan corazones. Cada modulación, cada pausa, cada énfasis se convierte en una pincelada que da forma al mensaje, que persuade, que inspira. En sus manos, la voz no solo informa, sino que también moviliza, genera conciencia y despierta la curiosidad.(Armando Ruiz/pasante UBA)