Víctor Matos
El mundo, aquella mañana del 4 de octubre de 1957, abrió sin medida sus pupilas ante el anuncio que la ciencia había puesto alrededor del planeta un satélite artificial que orbitaba fuera de sus confines, lanzado en homenaje a la celebración del Año Geofísico Internacional establecido por la Organización de las Naciones Unidas, ONU.
Fueron los rusos los que sorprendieron a la humanidad con la puesta del primer satélite hecho por el hombre, llamado Sputnik, lanzado desde el cosmódromo de Tyuratam, ubicado en Kazajistan cuando aún existía la Unión Soviética.
Era este el primer satélite de la historia ubicado por la ciencia y que dejó atónitos a los norteamericanos que así quedaron a la zaga de las investigaciones por la conquista del cosmos.
El Sputnik o llamado “compañero de viaje”, era una especie de balón de 58 centímetros de diámetro cuya masa sostenía un peso de 58 kilogramos con dos transmisores y cuatro largas antenas de radio que empezó a dar señales de sus recorrido y a orbitar a una distancia en su apogeo de 938 kilómetros de altura.
Fue construido en aluminio y estuvo reinando en el espacio hasta el 4 de enero de 1958 cuando se incineró durante su reentrada al globo terráqueo.
Luego, la Unión Soviética anuncia el Sputnik 2 que tenía a bordo a la perra Laika que corrió la misma suerte que el primer lanzamiento; el tercero que fracasó y el cuarto que dejó lelos a sus competidores en la ciencia espacial de los Estados Unidos que enmudecieron ante este paso tan gigantesco en el progreso científico universal.
Hasta ese momento, hace 66 años, sabíamos de los misterios siderales a través de los libros de ciencia ficción o descubrimientos de nuevos planetas a través de los telescopios, pues manejábamos en nuestras mentes novelas como De la tierra a la Luna escrita por Julio Verne en el siglo XIX o de textos de ambiciosos futuristas, pues hasta la televisión de mediados del siglo pasado solo presentaban las fantasías de Flash Gordon en Marte o la llegada de Superman desde un remoto planeta llamado Kripton.
Pero fue precisamente en 1957 cuando se demostró la capacidad del ser humano para salir de su cascarón de confort y correr al espacio en su línea de siempre averiguar si estamos solos o no.
Actualmente ya se habla de planes de turismo interplanetario, de tours a la Luna o de viajes a Marte, y recientemente de un Proyecto de Publicidad Espacial que cambiaría nuestros sentidos de consumo habitual.
Para la época, dirigía los destinos de la URSS el primer ministro Nikita Krushev quien no dio mayor impulso a sus proyectos por los elevados costos de mantener los mismos, lo que sí pudo hacer los Estados Unidos que años más tarde puso sus satélites y fue la primera potencia de hacer pisar al hombre en la faz lunar.
Incluso durante el gobierno del ex presidente Ronald Reagan se habló de una futura “Guerra de las galaxias” cuando el poderío moscovita reunía a casi todos los países de Europa del Este y se acentuaba lo que se llamó la Guerra Fría, que no solo terminó, sino que hizo que en la actualidad se desarrollaran programas conjuntos en la Nave Espacial Internacional en donde conviven astronautas rusos, norteamericanos, chinos, japoneses en trabajo mancomunado, siempre con la vista de conquistar plenamente el espacio mientras la NASA norteamericana explora los otros planetas que forman parte de nuestro sistema solar.
Yuri Gagarin coronó el reinado espacial ruso
Cuatro años después de la hazaña soviética de haber puesto a circular un satélite artificial, el Sputnik 1, alrededor del orbe, nuevamente el gran imperio del Este sorprendió al mundo el 12 de abril de 1961 con el anuncio de haber colocado en el espacio exterior a un hombre, Yuri Gagarin, en el primer viaje que hacía un ser humano alrededor del globo.
La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas seguía en primera línea sobre estos avances científicos, dejando atrás los esfuerzos realizados por los Estados Unidos, incluyendo además en haber posado en la Luna al primer animal en órbita, ganando así un terreno decisivo en el programa espacial de las ambas potencias.
Ya para 1958, los rusos estaban en primera línea en el desarrollo para el sostén de un satélite orbitando el planeta, por lo que la gesta del mayor del ejército Yuri Gagarin se convirtió en todo un hito, al realizar tal hazaña a bordo de su nave Vostok 1.
Este piloto había nacido en 1934 y fue considerado un extraordinario astronauta, al ser seleccionado entre 154 candidatos para que al final por abrumadora mayoría de sus propios compañeros fuera designado para cumplir la misión sin paralelo hasta entonces.
Además de piloto, el escogido era militar, astronauta y dedicado luego a la política, siendo diputado al Soviet Supremo y considerado más tarde como Héroe Nacional, refrendado por el Primer Ministro Nikita Krushev.
El vuelo de Gagarin de hace 61 años, fue un triunfo para la Unión Soviética, y después de los reconocimientos recibidos, presidió un gigantesco desfile en el Kremlin, solo superado por el de finales de la Segunda Guerra Mundial, vitoreado por centenares de miles de personas. Falleció a los 34 años de edad, víctima de un accidente aéreo.