Cien años de historias de fe y devoción cumple el Diario Católico
30 de abril de 2024
“¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que ha resucitado” (Lucas 24:5–6).
Humberto Contreras
El domingo de resurrección, tal como explica la Biblia, se origina cuando Jesús, al tercer día de haber sido crucificado, vence la muerte y resucita para posteriormente ascender al cielo. Por tanto, El Domingo de Resurrección significa el cumplimiento del mandato de Dios, que demuestra que su hijo es el salvador de la humanidad.
La Biblia reseña que luego de su muerte en la Cruz, el cuerpo de Jesús fue llevado a un sepulcro por José de Arimatea, quien había solicitado al gobernador Poncio Pilatos, que le entregara el cuerpo para sus exequias, según la costumbre.
Junto con Nicodemo, lo limpian, ungen con aceite, lo envuelven en telas de lino y echan especies aromáticas. Al salir, mueven una pesada roca para impedir la entrada.
El domingo muy temprano, un grupo de mujeres, entre ellas María Magdalena y María, la madre de Santiago, llegó a la tumba llevando especias y aceite para embalsamar el cuerpo, pero al llegar vieron despejada la entrada y el sepulcro abierto, sin el cuerpo de Jesús. Adentro de la gruta, había un ángel que les anunció que el hijo de Dios había resucitado, según lo narra Lucas.
Domingo de Resurrección
La Resurrección es fuente de profunda alegría. Es la celebración fiesta más importante para todos los católicos, ya que con la Resurrección de Jesús es cuando adquiere sentido toda nuestra religión.
Significa que Cristo triunfó sobre la muerte y con esto nos abrió las puertas del Cielo. En la Misa dominical se enciende el Cirio Pascual que representa la luz de Cristo resucitado y que permanecerá prendido hasta el día de la Ascensión, cuando Jesús sube al Cielo.
La Resurrección de Jesús es un hecho histórico, cuyas pruebas entre otras, son el sepulcro vacío y las numerosas apariciones de Jesucristo a sus apóstoles.
San Pablo, con mucha lógica, señala en sus escritos que: “Si Cristo no hubiera resucitado, vana seria nuestra fe”.
Es decir, si Jesús no hubiera resucitado, sus palabras hubieran quedado en el aire, sus promesas hubieran quedado sin cumplirse y dudaríamos de que Él era realmente Dios.
Con su resurrección, sabemos que venció a la muerte y al pecado; sabemos que Jesús es Dios, sabemos que nosotros resucitaremos también, y que Él ganó para nosotros la vida eterna.
La Resurrección es una luz para los hombres y cada cristiano debe irradiar esa misma luz a todos los hombres haciéndolos partícipes de la alegría de la Resurrección por medio de sus palabras, su testimonio y su trabajo apostólico.
Debemos estar verdaderamente alegres por la Resurrección de Jesucristo, nuestro Señor.
En este tiempo de Pascua que comienza, debemos aprovechar todas las gracias que Dios nos da para crecer en nuestra fe y ser mejores cristianos. Vivamos con profundidad este tiempo.
La Pascua
La resurrección de Cristo, es el evento que pone punto final a la Semana Santa y al Triduo Pascual, y que se realiza en una fecha movible, entre el 22 de marzo y el 25 de abril de cada año, puesto que este día, es una celebración que no se establece en relación con el calendario normal.
La Iglesia estableció la forma de definir la fecha cada año, en el año 325 DC, durante la celebración del Primer Concilio de Nicea, cuando fijó la celebración de la Pascua, o Domingo de Pascua, en el primer domingo después de la luna llena, luego del equinoccio de primavera, en el hemisferio norte (luna llena eclesiástica).
El Tiempo de Pascua, para efectos de la Iglesia, comprende los cincuenta días que van desde el Domingo de Pascua hasta el domingo de Pentecostés.
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