En la noche se celebra la Vigilia Pascual en los templos católicos
Humberto Contreras
El sábado luego de la muerte de Jesús, apóstoles y seguidores hacían guardia frente a la tumba de Jesús, una gruta, en cuya entrada se había colocado una gran roca, junto a la cual permanecían María y los discípulos, guardando su luto y su dolor.
Por ello, el Sábado Santo se conmemora como el Día del Silencio, un día de oración junto a la tumba, esperando la resurrección. Es un día de reflexión y silencio, como corresponde al sentimiento en sí. Pero hoy día, sabemos que también es la preparación para la celebración de la Vigilia Pascual, que se lleva a cabo en horas de la noche
Antiguamente, este día, incluso aún hoy algunas personas lo hacen, se solía llamar Sábado de Gloria, pero con la reforma litúrgica de la Semana Santa, que el papa Pío XII encargó en 1955 a monseñor Annibal Bugnini, pasó a llamarse Sábado Santo únicamente.
Durante esta jornada, la comunidad cristiana vela junto al sepulcro en silencio. En las iglesias no se realizan eucaristías, no se tocan las campanas, el Sagrario se deja abierto y vacío y el altar está despejado. Las iglesias permanecen abiertas para que los sacerdotes atiendan confesiones.
La Vigilia Pascual
En horas nocturnas se lleva a cabo la Vigilia Pascual, cuya celebración tiene tres segmentos que terminan con la Liturgia Eucarística: La Celebración del Fuego Nuevo; la Liturgia de la Palabra y la Liturgia Bautismal.
La ceremonia comienza con la Celebración del Fuego Nuevo. El sacerdote apaga todas las luces de la Iglesia y enciende un fuego nuevo, con el que prende el cirio pascual, que representa a Jesús. Sobre el cirio, marca el año y las letras griegas Alfa y Omega, lo cual significa que Jesús es Principio y Fin del tiempo, y que este año le pertenece.
El sacerdote hace la bendición del fuego, y luego de la procesión, en la que se van encendiendo las velas y las luces de la Iglesia, canta el Pregón Pascual, un poema escrito cerca del año 300, que proclama a Jesús como el fuego nuevo.
La ceremonia continúa con la lectura de la Palabra de Dios. Se acostumbra hacer siete lecturas, empezando con la Creación hasta llegar a la Resurrección.
Una las lecturas más importantes es la del libro del Éxodo, en la que se relata el paso por el Mar Rojo, y cómo Dios salvó a los israelitas de las tropas egipcias que los perseguían. Se recuerda que esta noche Dios nos salva por Jesús.
En la Liturgia Bautismal, se bendice la Pila bautismal o un recipiente que la simbolice, y se recita la Letanía de los Santos, la cual nos recuerda la comunión de intercesión que existe entre toda la familia de Dios. El agua bendita es el símbolo que nos recuerda nuestro Bautismo, y así, que con el agua del bautismo pasamos a formar parte de la familia de Dios.
A todos quienes han sido bautizados, esta liturgia invita a renovar nuestras promesas y compromisos bautismales: renunciar a Satanás, a sus seducciones y a sus obras. También, de confirmar nuestra entrega a Jesucristo.