Internacional

Al menos 100 muertos por lluvias en Japón, donde siguen buscando supervivientes

9 de julio de 2018

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Los socorristas buscaban este lunes a los desaparecidos en unos barrios completamente cubiertos de barro y entre los escombros de viviendas en el oeste de Japón, donde ya fallecieron 100 personas debido a las lluvias torrenciales.

De esas 100 personas, 87 están declaradas muertas y 13 en estado de paro cardíaco y respiratorio, indicó este lunes un portavoz gubernamental, Yoshihide Suga, en rueda de prensa.

Este balance podría empeorar a medida que avancen las labores de búsqueda de desaparecidos.

Debido a la gravedad de la situación, el primer ministro, Shinzo Abe, decidió anular su gira por Bélgica, Francia, Arabia Saudita y Egipto, según anunciaron este lunes medios locales.

En la ciudad de Kumano, unas enormes riadas de barro arrasaron casas que ahora no son más que pilas de madera, constataron periodistas de la AFP.

El sol abrasador empezaba a secar las zonas enfangadas. Los rescatistas, ayudados con maquinaria de construcción, palas y motosierras, buscaban rastros de una docena de personas desaparecidas.

«Estamos retirando los escombros donde podemos. También retiramos casas destruidas, si no, es imposible llegar hasta los posibles supervivientes atrapados debajo», explicó un militar.

«Me hubiera gustado que mi hermana y su familia hubieran evacuado antes», se lamentó Kosuke Kiyohara ante la casa destruida de sus allegados, desaparecidos. «Le dije a mi familia que se prepararan para lo peor», reconoció.

Vecinos de Kurashiki intentan enderezar un coche volcado por las lluvias torrenciales, el 9 de julio de 2018. JIJI PRESS/AFP / JIJI PRESS 

Al regresar a sus hogares siniestrados cuando amainó la lluvia, los habitantes empezaron a darse cuenta de la amplitud del desastre. Hay barrios enteros inundados, vehículos en medio de cráteres formados en unas carreteras completamente destruidas, enormes riadas de barro y puentes arrasados, entre otras escenas de devastación.

En la ciudad de Kurashiki, en la provincia de Okayama, «ya parece que nadie pide ayuda» desde los tejados o las terrazas de las viviendas de la localidad, según las observaciones llevadas a cabo desde helicópteros, dijo este lunes a la AFP un rescatista.

«Los socorristas ayer se desplazaban en barcos debido a la amplitud de las inundaciones, pero el agua se está retirando hoy progresivamente y si el nivel baja lo suficiente, podrán acceder a zonas muy afectadas por la ruta o a pie», explicó a la AFP por teléfono una portavoz de la oficina de gestión de catástrofes de la prefectura de Okayama.

«Hoy no llueve, pero debemos de mantenernos alerta ante las riadas de barro», insistió.

Esta es una de las peores catástrofes de este tipo en los últimos años en Japón, con un número de víctimas que ya supera al de los corrimientos de tierra de 2014 en Hiroshima, con 74 fallecidos.

Hay que remontar al paso de dos tifones en agosto y septiembre de 2011 para encontrar un balance comparable (un centenar de muertos).

El domingo se había retirado el estado de alerta máxima, pero se mantenían avisos de niveles inferiores.

 Situación meteorológica «anormal»

«Las operaciones de rescate se mantienen las 24 horas del día», dijo el domingo a la AFP Yoshihide Fujitani, un responsable de gestión de catástrofes de la prefectura de Hiroshima.

«También nos estamos encargando de las personas evacuadas e intentamos recuperar las infraestructuras vitales como la red de agua y gas», declaró Fujitani a la AFP. «Hacemos todo lo que podemos».

Personas refugiadas en un gimnasio de Kurashiki, tras haber abandonado sus casas por las fuertes lluvias, el 9 de julio de 2018. JIJI PRESS/AFP / JIJI PRESS

«Es una situación anormal», insistió un responsable de la agencia meteorológica, Yasushi Kajiwara, en declaraciones a la prensa.

Las precipitaciones entre el viernes y el domingo alcanzaron niveles récord en 93 puntos de observación de 14 prefecturas.

En el terreno se desplegaron unos 54.000 bomberos, policías y militares de las Fuerzas de Autodefensa, «esforzándose al máximo para salvar vidas», en palabras del primer ministro, Shinzo Abe.

Hasta cinco millones de personas recibieron órdenes de evacuación, pero la consigna no era obligatoria y en algunas ocasiones, cuando el agua subía muy deprisa, podía resultar más arriesgado intentar salir que refugiarse en una azotea.

Algunas fábricas (como las de Panasonic, Mitsubishi Motors y Mazda) tuvieron que detener su producción en la región, al igual que servicios como Amazon.

Japón suele verse atravesado por importantes frentes lluviosos y tifones, a veces mortíferos, en verano.

AFP

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