El Senado de Argentina definirá este miércoles en una votación si aprueba o rechaza la legalización del aborto, al cabo de cinco meses de un intenso y acalorado debate que del parlamento se trasladó a las calles.
A la espera del resultado, dos manifestaciones colman los alrededores del Congreso. Pañuelos verdes y consignas por «el derecho a elegir» identifican a quienes apoyan la iniciativa. El color celeste y el lema «salvemos las dos vidas» acompañan a quienes se oponen.
«Creemos que la movilización nos va a dar el derecho al aborto legal. Estamos esperando con mucha ansiedad y emoción», dijo a la AFP Victoria Tesoreiro, una de las organizadoras de la manifestación a favor de la ley que espera reunir a más de un millón de personas.
Las vigilias comenzarán a partir de las 09H30 locales (12H30 GMT), hora en que se instala la sesión.
La presión se redobla a medida que trasciende que la mayoría de los senadores se prepara a rechazar el proyecto de ley, ya aprobado en junio por la cámara de Diputados con 129 votos a favor, 125 en contra y una abstención.
De los 72 senadores, se estima que 37 votarán en contra. En caso de que haya empate, la presidenta del Senado y vicepresidenta de la Nación, Gabriela Michetti, emitirá el voto decisivo y ya adelantó que será para impedir la legalización del aborto.
Instalado en la agenda
Ante el panorama desfavorable, grupos que apoyan la iniciativa intentaron modificar el proyecto de ley para reducir de 14 a 12 semanas el lapso en el que se autorizaría el aborto y lograr así más adhesiones. Pero su propuesta fracasó.
Sin embargo, quienes promueven la legalización del aborto se muestran confiados en que ésta se aprobará «tarde o temprano».
En caso de rechazo, el proyecto de ley no podrá presentarse nuevamente antes de que transcurra un año.
Pero «una vez que la cuestión se pone en agenda, es muy difícil que retroceda. La ‘legalización social’ del aborto se incrementó notablemente en los últimos dos años», destacó la socióloga Sol Prieto a la AFP.
«Más tarde o más temprano, una vez planteada la cuestión, el aborto por plazos se legaliza», aseguró, al citar los ejemplos de España y de Italia, países de fuerte influencia católica como Argentina.
Cultura democrática
El debate ha sido de los más ricos que se han dado en el parlamento, con jornadas enteras de intervención de especialistas y activistas.
Y se ha multiplicado en los espacios de la vida cotidiana: centros de estudio, lugares de trabajo y comidas familiares.
Según Prieto se trata de «un hito en una democracia vibrante y fuerte en la que la ciudadanía se expresa de manera pacífica a la vez que se moviliza y se organiza para incidir en las decisiones públicas».
El sociólogo Juan Marco Vaggione destaca que la discusión misma ha permitido un avance a favor de los derechos sexuales y reproductivos de la población.
«Hoy son excepcionales las personas que criminalizarían el aborto. El debate público ayudó a darse cuenta de que si bien hay una moral católica de la vida, no por existir opciones distintas el derecho no las debe amparar», dijo a la AFP.
En las manifestaciones, se han organizado charlas de mujeres que narran experiencias sobre el aborto y en Twitter se hizo muy popular la etiqueta #YoAborte, con relatos similares.
«Era muy pendeja (pequeña) y quedé embarazada. Soy de un pueblo de Jujuy que casi nadie conoce. Me metí pastillas y terminé en una clínica. Las enfermeras me decían ‘dale, ahora sí llora. Te vamos a denunciar’ mientras me practicaban el aborto sin anestesia», escribió @PauuGarcia en unos de esos tuits.
«Las dos vidas»
Los grupos que se oponen a la legalización del aborto también se movilizaron intensamente, con el apoyo de la iglesia católica y de otras congregaciones religiosas.
Hubo misas, actos ecuménicos y manifestaciones en las que se realizaron ecografías prenatales, incluso haciendo escuchar latidos del corazón.
Según Prieto, los obispos «jugaron un rol clave en el trabajo de lobby sobre diputados y senadores».
Hasta ahora en América Latina, el aborto es legal solamente en Cuba, Uruguay y en la Ciudad de México.
En cambio, está totalmente prohibido en El Salvador, Honduras y Nicaragua. En los demás países se permite si está en riesgo la vida de la mujer, cuando es producto de una violación o si es inviable la vida extrauterina.
AFP