Los muertos por un poderoso sismo de 8,2 grados en México, el más intenso en un siglo, aumentaron a 65 este sábado al confirmarse cuatro nuevos decesos en el sur, mientras que en Veracruz (este) se reportaban dos fallecidos por la tormenta Katia, que comenzaba a disiparse.
El último deceso reportado fue el de un policía de la localidad de Juchitán, en el estado de Oaxaca, la más afectada por el sismo, quien se encontraba en el interior del palacio municipal, el cual quedó reducido a escombros por el temblor registrado la medianoche del jueves.
Tras horas de búsqueda y con ayuda de perros, este sábado se localizó el cadáver del policía entre los escombros, informaron autoridades locales.
En el vecino estado de Chiapas, en cuya costa se registró el epicentro del sismo, se confirmó este sábado la muerte de otras tres personas, dijo a la cadena Televisa Luis Felipe Puente, director general de Protección Civil federal.
El total de víctimas mortales es de 65, todas registradas en el sur del país: 46 en Oaxaca, 15 en Chiapas y cuatro en Tabasco.
-En busca de alimentos-
En Juchitán, donde se reportan 37 de las víctimas mortales, los socorristas concluyeron sus trabajos y dieron paso a maquinaría pesada para recoger los escombros, cuando ya se percibe un olor fétido resultado del amasijo de ruinas, lluvia y el intenso calor en la zona.
“Ya no queda más gente bajo los escombros. La mayoría fue rescatada casi inmediatamente por familiares y vecinos”, dijo a la prensa Roberto Alonso, coordinador de los “Topos”, una fuerza integrada por especialistas en rescates tras sismos.
Los pobladores lucen cansados y temerosos, muchos pasaron la noche en la calle por la persistencia de las réplicas del temblor que hacían crujir las construcciones.
Una zona del centro de Juchitán estaba convertida en un mercado ambulante, aunque eran pocos los alimentos que se vendían comparados con la cantidad de flores y coronas fúnebres que eran llevadas para rendir tributo a las víctimas.
“Los víveres ya vienen en camino”, decía a los ansiosos pobladores un militar mientras al exterior de algunos comercios había fila para comprar a través de una pequeña ventana, pues los establecimientos temían abrir sus puertas.