Una operación inusual de rutas internacionales ha venido experimentado el aeropuerto internacional Camilo Daza, ubicado en la ciudad fronteriza de Cúcuta, luego de la decisión del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, de cerrar la frontera con Aruba, Curazao y Bonaire, desde el pasado 5 de enero, para frenar supuestamente las rutas del contrabando.

A partir de esa fecha, funcionarios de la concesionaria Aeropuertos del Oriente, que controlan las actividades en el terminal aéreo de la capital nortesantandereana, empezaron a notar un arribo sorpresivo de aeronaves privadas con matrículas venezolanas, cuyos trayectos iniciaban en aeropuertos del vecino país y culminaban en las pistas de aterrizaje de estas islas caribeñas.

“No es frecuente que este tipo de aeronaves aterricen de manera continua en este aeropuerto, entonces haciendo un análisis con lo que está ocurriendo en el vecino país, vemos que la medida es la que está forzando o causando que estas aeronaves utilicen el Camilo Daza como tránsito para poder llegar a estos destinos”, indicó Miguel Soto, vocero de la concesionaria Aeropuertos del Oriente.

La reactivación de este movimiento internacional se presenta insólito ante la precipitosa reducción de vuelos extranjeros, que generó en 2015 el cierre de frontera entre Colombia y Venezuela, ordenado por Nicolás Maduro. Esta medida desató una disminución sustancial de pasajeros que frecuentaban la ruta Cúcuta-Panamá.

Ante este descenso, que para septiembre de 2017 se cifraba en 8.000 pasajeros menos, frente al mismo período del año anterior, se sumó las decisiones de la aerolínea de Ada, Copa Arilines y Viva Colombia, de reducir sus actividades comerciales en este puerto aéreo del oriente del país, reseñó El Tiempo.