La ciudad de La Paz registró, la noche del pasado jueves y por tercer día consecutivo, incidentes en la zona donde se encuentra la sede del Gobierno de Bolivia, con enfrentamientos con la Policía por parte de grupos de manifestantes, en su mayoría jóvenes.
Los manifestantes armaron barricadas y hogueras en el entorno de la céntrica plaza Murillo, que desde hace días permanece resguardada por un cordón policial que rodea sedes como las del Ejecutivo y el Parlamento bolivianos.
El líder opositor boliviano Luis Fernando Camacho sumó aliados el jueves para poner en jaque al presidente Evo Morales, a quien pretende entregar personalmente una carta de renuncia que espera que firme, mientras en el país arrecian las protestas que ya suman tres muertos y unos 200 heridos.
“Esa carta la vamos a entregar todos en unidad”, declaró Camacho, líder del Comité Cívico Pro Santa Cruz (este), en un mitin en La Paz con cocaleros de los Yungas (valles subandinos) contrarios a Morales, agregando que posiblemente llevarán el documento a la casa de gobierno el lunes.
“Ya no es sólo de Santa Cruz (la carta), sino de todo Bolivia”, agregó Camacho, quien además de los cocaleros sumó otros apoyos: los gremios de agricultores y ganaderos de su región, la más rica de Bolivia, y el Conade, un comité por la democracia liderado, entre otros, por Waldo Albarracín, rector de la Universidad Mayor de San Andrés, la principal de Bolivia.
“Como productores declaramos que la libertad y la democracia son nuestros principios de vida”, dijo la Cámara Agropecuaria del Oriente en un comunicado.
Camacho dijo temprano: “No nos vamos a mover hasta que podamos hacer entrega efectiva de la carta” a Morales, quien seguramente no la firmará.
El ministro de Defensa, Javier Zavaleta, dijo que el opositor “puede entregar las cartas que quiera”, pero descartó que Morales vaya a recibirlo. Sin embargo, el líder cívico afirmó que no dejará la carta en “ninguna ventanilla” de la casa de gobierno, sino que la entregará personalmente al mandatario en “un acto público”.
Camacho, abogado de 40 años, dijo que llevará la carta acompañada de una Biblia “para que Dios vuelva al palacio” de gobierno.
Paralelamente, los llamados al diálogo se multiplicaban tras violentos choques entre leales y opositores al izquierdista Morales, en el poder desde 2006 y reelegido para un cuarto mandato en las cuestionadas elecciones del 20 de octubre.
Los obispos bolivianos iniciaron gestiones preliminares con las autoridades para establecer un diálogo. “Ya se ha tomado contacto con el gobierno (…), estamos esperando la respuesta”, dijo el arzobispo de Sucre, Jesús Juárez.
En tanto, nuevos choques entre oficialistas y opositores se registraban el jueves en la noche en el centro de La Paz.
Las protestas contra la reelección de Morales arreciaron en coincidencia con la llegada de Camacho a La Paz, el miércoles: una persona murió y decenas resultaron heridas en la ciudad central de Cochabamba.
El expresidente Carlos Mesa (2003-2005), segundo en las elecciones, culpó a los cocaleros de Cochabamba, partidarios de Morales, por los hechos de violencia en esa ciudad. (Vía Panorama)