El rover Perseverance, que aterrizó en febrero en Marte, entregó este jueves sus primeros resultados científicos que confirman el interés de buscar señales de vida en su lugar de aterrizaje, un cráter donde hubo un lago hace 3.000 millones de años.
Incorporado en el mástil del robot de la Nasa, la Supercam permitió observar en el suelo del planeta rojo el entorno del cráter Jezero y transmitir por satélite una base de imágenes.
Estas primeras fotografías en alta resolución confirmaron lo observado desde la órbita.
Es decir, en el cráter, de unos 35 kilómetros de diámetro, hubo un lago cerrado, alimentado por la desembocadura de un río, hace unos 3.600 o 3.000 años.
El estudio publicado en la revista Science, el primero desde el aterrizaje de Perseverance, aporta numerosos detalles sobre la historia de este lago, con una superficie comparable a la del Lago Lemán de Ginebra (Suiza).