Internacional
El drama de los niños es el más grave del éxodo venezolano
14 de diciembre de 2017
La continua migración de venezolanos hacia la ciudad de Cúcuta en la hermana República de Colombia, también afecta a los niños, quienes salen de su patria junto a sus padres huyendo de la crisis venezolana y en busca de un mejor futuro.
La cancha cubierta de Sevilla, ubicada en la ciudad de Cúcuta, se ha convertido en el refugio de miles de niños que ya no tienen ni siquiera horario para dormir por la constante búsqueda de estabilidad de sus padres en el país neogranadino, reseñó La Opinión de Cúcuta.
En su nuevo espacio para vivir los pequeños intentan hacer las actividades cotidianas de su edad. Josué, de 2 años, juega con un balón que le regalaron hace unos días, y aunque está en una cancha no puede tirarlo por donde quiera, y Fredori, de 7, que ya hizo un par de amigos recorre el lugar.
Son las 11 de la noche y aún no parece ser hora de ir a dormir. “Quizás, si las circunstancias fueran diferentes ya deberían estar en cama, pero aquí ni cama hay”, dice con impotencia la madre de estos pequeños.
Hace dos semanas, esta es la realidad que viven. Decidieron salir de Venezuela en busca de un mejor futuro, porque aunque tenían casa y cama segura, dicen que no tenían para una buena alimentación.
Desde cuando llegaron a Cúcuta, duermen en el piso de la cancha con otras 400 personas, todas provenientes de Venezuela, que también se refugian en las noches, tras haber pasado el día deambulando por las calles en busca de trabajo o de limosnas.
“Yo ya olvidé lo que era desayunar, almorzar o cenar”, dice con seguridad Marcelo Rojas Medina de 14 años. También llegó hace un par de semanas proveniente de San Josesito, Estado Táchira, con su mamá.
Cuenta que por las mañanas sale a pedir monedas para conseguir con qué comer. Mientras recorre las calles que nunca antes había visto, aprovecha para pedir un baño prestado para hacer sus necesidades básicas. A veces corre con suerte, otras veces aprovecha el descuido de quienes están al alrededor y las hace detrás de un árbol.
Muchos padres están conscientes de que el ambiente no es el propicio para los niños, ni el modelo de crianza que pensaban darles por lo que, en algunos casos, buscan trasladarse a otros lugares donde tengan mejor estabilidad tanto para ellos como para sus hijos.