Internacional
El Gobierno y las FARC ratifican compromisos en el frío aniversario del acuerdo de paz
24 de noviembre de 2017
El Gobierno colombiano y la antigua guerrilla de las FARC, ya transformada en partido político, ratificaron hoy su compromiso de cumplir el acuerdo de paz cuyo primer aniversario, celebrado este viernes, no concitó gran interés ciudadano.
El acto principal de conmemoración, organizado por sectores de la sociedad civil, se vivió sobre las tablas del Teatro Colón, el mismo escenario en que hace justo un año el presidente Juan Manuel Santos y el entonces jefe guerrillero Rodrigo Londoño, conocido como «Timochenko» en su época de combatiente, firmaron el acuerdo que ponía fin a 52 años de conflicto armado.
A diferencia de la solemnidad de hace un año, cuando hubo abrazos y apretones de manos, la celebración del primer aniversario de la paz fue fría y Santos y Londoño ni siquiera coincidieron en tiempo en el escenario.
El primero en tomar la palabra fue el presidente, quien afirmó que su Gobierno está comprometido con el cumplimiento del acuerdo pese a los «reclamos y preocupaciones» de los dirigentes de la antigua guerrilla.
De ese modo se adelantó a Rodrigo Londoño, que pidió nada más comenzar el día que se refieran a él con el nombre que le pusieron sus padres y no con el que le dieron las FARC, y cuyas críticas sobre las tablas del céntrico teatro bogotano eran previsibles.
«Sé que las FARC tienen reclamos y preocupaciones. Me reuniré hoy mismo con sus jefes y con el mejor de los ánimos para resolver en la medida de lo posible sus inquietudes. Pero que no quede la menor duda: seguiremos cumpliendo con los acuerdos», subrayó Santos en la conmemoración.
Entre las principales críticas de las últimas semanas está que la Corte Constitucional haya excluido la posibilidad de juzgar a terceros involucrados en el conflicto con la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP).
La complejidad de ese punto ha hecho que la ley estatutaria que da vida a la JEP todavía no haya recibido la luz verde de la Cámara de Representantes.
La FARC también ha mostrado su descontento por los retrasos en las políticas para la reincorporación de los guerrilleros, que han sido contestados por el Gobierno con cifras en la mano.
Cuando Santos bajó de las tablas del Colón comenzaron a proyectar imágenes de niños contando las razones por las que apoyan la paz mientras resonaban en los oídos de los asistentes las últimas palabras del mandatario: «La paz es una tarea difícil, con grandes retos, que requiere perseverar y mantener la mirada puesta en ese objetivo común».
Inmediatamente después de concluir su discurso delante de la bandera de Colombia con un fondo negro, el presidente salió del teatro para dirigirse a la localidad de La Montañita, en el sureño departamento del Caquetá, una región donde las FARC mandaron a su antojo durante décadas.
La Montañita «es un municipio que tiene mucho simbolismo de lo que fue la guerra y ahora puede ser la paz», dijo Santos nada más aterrizar en esa localidad para el acto organizado por el Gobierno en conmemoración del aniversario de la firma del acuerdo.
Llegado su momento, y más de media hora después de la salida de Santos del Teatro Colón, el jefe de las FARC desgranó los beneficios del acuerdo de paz y mostró su decepción por el hecho de que, a su juicio, «lo que se está implementando no es el acuerdo que se firmó hace un año».
«Las FARC hablamos de perdón, lo pedimos al país y el mundo», dijo el jefe y candidato a la Presidencia por el partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común en que se transformó la antigua guerrilla ya desarmada y desmovilizada.
Por ello, llamó a una «gigantesca movilización» para que se cumpla «sin burlas» lo pactado, a que se llene «de vida el acuerdo» y se limpie «de cizaña el futuro».
Pese a todo ello, concluyó que la FARC ahora son un «partido serio» y no darán «marcha atrás en ninguno de los términos pactados».
Antes de terminar el acto, tomó la palabra el presidente de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición, el sacerdote jesuita Francisco de Roux.
Consciente de que en la entidad que preside están depositadas buena parte de las esperanzas de las víctimas, De Roux destacó que la verdad que emita esa instancia no será la de la comisión sino la del país.
EFE