Los presidentes del Mercosur celebrarán el miércoles su cumbre semestral eufóricos por haber resucitado al bloque al asociarlo con la Unión Europea (UE) para formar uno de los mayores mercados del mundo.
«Será una cumbre congratulatoria», dijeron fuentes del gobierno de Brasil que relevará al de Argentina en la conducción rotativa del bloque que completan Paraguay y Uruguay.
Vigorizado por el pacto anunciado hace dos semanas con Bruselas, el Mercosur quiere llegar el mes próximo a uno similar con la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA) y busca cerrar otros con Canadá, Singapur y Corea del Sur.
La cumbre se propone mostrar que empieza «otro Mercosur» y de Santa Fe saldrá el mandato de flexibilizar su funcionamiento, reducir la tarifa externa común y eliminar el poder de vetar acuerdos bilaterales que cualquiera de sus miembros quiera alcanzar, según fuentes del bloque.
Como otra señal de integración, se eliminará de la región el cobro del «roaming», una tarifa a las llamadas internacionales desde teléfonos móviles, indicaron las fuentes.
En la mesa estará también la crisis de Venezuela, que fue separada del bloque en 2017.
A la cumbre asistirá el presidente de Chile Sebastián Piñera cuyo gobierno preside la Alianza del Pacífico, otro pujante bloque comercial, y el presidente de Bolivia Evo Morales.
«Hermosa ola de comercio»
La asociación UE-Mercosur fue alcanzada tras 20 años de marchas y contramarchas y cuando Argentina y Brasil, los socios mayores del bloque sudamericano, están en manos de gobiernos más aperturistas y liberales que sus antecesores.
La administración del presidente de ultraderecha de Brasil Jair Bolsonaro «está realmente embarcada en un cambio de modelo», dijo el secretario especial de Comercio Exterior de Brasil, Marcos Troyjo; uno de los negociadores del acuerdo con Bruselas.
«Todos los botes están en lo alto de esta hermosa ola de comercio», dijo en una audiconferencia del centro de estudios Atlantic Council de Washington.
El acuerdo fue interpretado como una respuesta transatlántica a la agresiva política proteccionista del presidente de Estados Unidos Donald Trump.
Troyjo recordó que al asumir en enero, Bolsonaro prometió negocios «sin tomar en cuenta las diferencias ideológicas».
«Tuvimos la buena suerte…de tener en Argentina al presidente Mauricio Macri que también quiere que el acuerdo se mueva y con quien también tenemos formas similares de ver los problemas de la región», añadió.
Esa coincidencia ayudó incluso al gobierno izquierdista de Uruguay que desde hace años buscaba un Mercosur más abierto pero chocaba con la reticencia de los dos socios mayores. Los delegaciones de Argentina y Brasil «tenían un sesgo más proclive al acuerdo que las anteriores», dijo el canciller de Uruguay Rodolfo Nin Novoa. Los negociadores de Brasil «hasta nos ayudaron en algunos temas», añadió.
La asociación de ambos bloques dará paso a un mercado de 780 millones de consumidores que representará una cuarta parte del PIB mundial. El acuerdo es el mayor alcanzado por la UE con otro bloque y el primero del Mercosur desde su creación en 1991.
Una vez que entre en vigor, se eliminarán gradualmente en hasta 15 años el 91% de los aranceles y tarifas del Mercosur a los productos europeos y la UE hará la propio con el 92% de los suyos en 10 años.
Largo y tortuoso camino
Pero el camino a recorrer aún es largo. El acuerdo debe ser aprobado por el Parlamente europeo y por los de cada uno de los 28 países de la UE y los cuatro del Mercosur. El proceso puede al menos un par de años por lo que en Santa Fé se discutirá si el acuerdo puede irse aplicando parcialmente conforme lo vayan aprobando el Parlamento Europeo y cada Congreso del Mercosur, dijeron fuentes del bloque regional.
Por lo pronto Europa enfrenta las fuertes presiones de sectores agrícolas de países como Francia e Irlanda que históricamente han rechazado la competencia del Mercosur. Además está pendiente el Brexit que, de concretarse, dejaría a Gran Bretaña fuera del acuerdo con el Mercosur. En el bloque sudamericano las cosas tampoco son fáciles. A los recelos de sectores productivos e industrias, se suman las elecciones presidenciales de octubre en Argentina y Uruguay.
Alberto Fernández, que postula como vicepresidente a la ex presidenta Cristina Kirchner, dijo que el acuerdo fue anunciado «precipitadamente» para beneficiar a Macri quien busca la reelección lastrado por una crisis económica que no da tregua.
«Si el acuerdo es lo que suponemos, que es otra vez que nosotros vendamos productos primarios y ellos nos vendan productos industriales, eso lo vamos a tener que revisar sin ninguna duda», dijo Fernández, quien lidera las encuestas levemente por encima de Macri.
Shunko Rojas, ex subsecretario de comercio internacional de Argentina, estimó que en caso de ganar, Fernández no tendrá más opción que apoyar la ratificación.
Si, como parece, Brasil lo ratifica, «el acuerdo se bilateraliza y Argentina pierde el enorme mercado brasileño y enfrenta el riesgo de futuros desvíos comerciales», dijo Rojas en el evento del Atlantic Council.
(APF)