Cuando desde Radio Fe y Alegría Noticias se le preguntó al periodista cubano Julio Pernús cómo estaba el ambiente en su país a raíz de las protestas ciudadanas escenificadas desde el domingo 11 de julio, no vacila en afirmar que «está mucho más tranquilo pero se respira una tristeza social en la cara de los mismos pobladores».
Una percepción que pareciera contrastar con lo que se ha expuesto a través de las redes sociales y algunos medios internacionales: de que el pueblo cubano no dará marcha atrás y ahora sí se decidió definitivamente ir a la conquista de su anhelada libertad.
Pero ¿por qué este comunicador social vinculado a la Compañía de Jesús en Cuba es pesimista al respecto? Argumentó en el diálogo que debido al corte de los servicios de internet en los últimos días, cuestión que los ha mantenido incomunicados con el mundo exterior, detecta en la población «un pesimismo porque no ve una salida de parte del mismo gobierno para crear un camino nuevo en busca del diálogo».
Dijo que durante estos días una de las cosas más difíciles que le ha tocado constatar, y padecer, «es ver a una juventud, de la que también yo soy protagonista, decepcionada con las cosas que están viviendo».
En esa línea señaló que los problemas que se han convertido en razones poderosas para que la gente salga a la calle en varias provincias del país «son problemas con los que nosotros nacimos, yo vengo de la generación de la década de los 90, en el período especial, donde había una crisis económica profunda que no ha sido superada realmente nunca, el mismo gobierno lo ha ido admitiendo».
No pone en duda que esta crisis prolongada irresoluta se ha agravado con el curso de la pandemia y con la continuidad del bloqueo económico «que Donal Trump profundizó y todo eso ha provocado que en Cuba las condiciones de vida y la manera cotidiana en la que uno aspira a enfrentar el futuro esté muy deteriorado».
¿Quiénes fueron los que salieron a manifestar desde el domingo 11?
Ante esto Pernús responde que ha habido una gran diversidad de manifestantes. «En su mayoría eso estaba guiado por jóvenes, yo siento que es la acumulación de una frustración de años y que se ha ido más fuerte a medida que la crisis se va agravando porque no se encuentran soluciones a la vuelta de la esquina».
También observa que había personas protestando «que tenían una rabia acumulada de no poder tener su espacio al interior de la sociedad y eso estalló en todas las provincias del país».
Y esa «rabia acumulada» para el joven periodista se traduce en concreto, por ejemplo, en que «en Cuba para conseguir un medicamento es como si fuera una utopía. Por ejemplo, yo vivo con mi abuela y ella tiene que pensar muy bien cuándo va a tomarse una duragina (pastilla) porque las que tenemos están contadas y en las farmacias no hay».
Y así como con las medicinas sucede también con otros requerimientos básicos para la población. «Eso pasa también la alimentación, aquí para conseguir cualquier cosa hay que hacer unas colas enormes en las tiendas para poder conseguir un paquete de pollo».
En medio de este difícil y complejo contexto el Gobierno nacional ha emprendido un programa de reordenamiento económico que para el periodista «ha desordenado todos los renglones del país porque el salario que ya de por sí no alcanzaba ahora alcanza menos porque los precisos se han disparado con una inflación que todos los días crece».
Escuche aquí la entrevista íntegra: