Internacional

En pleno marasmo, los palestinos rechazan la visión de EEUU sobre su prosperidad

24 de junio de 2019

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Decenas de cajas de galletas que no se vendieron se apilan en un gran almacén de la empresa Sinokrot, que necesitaría de ese impulso económico que Estados Unidos promete a los palestinos, aunque no a cualquier precio.

«El dinero no sustituye a la dignidad de nuestro pueblo ni a la legitimidad de nuestra causa», explicó Mazen Sinokrot, presidente de la fábrica de galletas familiar cerca de Ramala, en Cisjordania, territorio palestino ocupado por Israel desde hace más de cincuenta años.

Este exministro de Finanzas dijo que fue invitado a la cumbre organizada el martes y el miércoles en Baréin por la administración estadounidense de Donald Trump. Esta reunión sirve de preludio a una iniciativa esperada desde hace meses y que debería, según Washington, resolver el conflicto entre israelíes y palestinos.

Mazen Sinokrot afirmó que declinó la invitación. No se sentía «cómodo», y no es el único.

La conferencia se topa con el rechazo de la dirección política palestina, indignada por las decisiones pro-israelíes de Estados Unidos, y también con el boicot casi generalizado de empresarios palestinos.

Los estadounidenses cuentan presentar en Baréin su «visión» de las oportunidades económicas para los palestinos si, después de décadas de hostilidades e iniciativas diplomáticas abortadas, acordasen la paz con los israelíes, según los términos de Washington.

Cuando los estadounidenses publicaron el sábado las grandes líneas de su plan, que busca reunir más de 50.000 millones de dólares en diez años y crear más de un millón de empleos palestinos, la dirección palestina lo rechazó.

«Necesitamos [apoyo] económico, dinero y ayuda, pero ante todo, hace falta una solución política», declaró el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abas, para quien la conferencia de Baréin está «destinado al fracaso».

– «Insostenible» –

La situación económica es en cambio sombría en Cisjordania y aún más en Gaza, los dos territorios que deberían conformar un futuro Estado palestino independiente con Jerusalén-Este como capital, en lo que es la solución de referencia internacional al conflicto.

Una solución que la administración Trump nunca asumió y que hoy está más que nunca comprometida.

El Banco Mundial habló en abril de una «situación económica insostenible». Más del 30% de los palestinos (52% en Gaza) está desempleado. Uno de cada cuatro palestinos cuenta con menos de 5,5 dólares (4,9 euros) al día.

Unos palestinos se manifiestan en Gaza el 24 de junio de 2019 contra la conferencia de Baréin organizada por la administración estadounidense de Donald Trump. AFP / Mohammed Abed


Las tensiones con Washington e Israel agravaron las cosas.

El gobierno de Estados Unidos suprimió más de 500 millones de dólares de ayudas después de que Abas congelara las relaciones con Washington, en protesta por el reconocimiento estadounidense de Jerusalén como capital de Israel.

Desde 2019, un pulso con Israel priva además a la Autoridad Palestina de decenas de millones de dólares de ingresos mensuales constituidos por los impuestos que el Estado hebreo recauda.

La Autoridad Palestina, presuntamente al borde del impago, redujo a la mitad los salarios de la mayoría de sus decenas de miles de empleados. En un contexto de animadversión continua con el movimiento islamista Hamas en el poder en Gaza, tomó medidas de represalias que intensificaron los males del enclave.

Estos se añade al bloqueo israelí en Gaza, a las restricciones de movimiento debido a la ocupación, al control israelí de las fronteras, a los desacuerdos internos palestinos, a la corrupción, y al riesgo constante de inestabilidad, entre otros.

– «Increíble potencial» –

Israel rechaza las acusaciones palestinas que le hacen responsable del estancamiento, y habla de los permisos concedidos a más de 100.000 palestinos para trabajar en Israel y en las colonias de Cisjordania, así como de los cientos de millones de séqueles invertidos para facilitar su paso a las terminales de entrada israelíes.

Israel tiene «mucho que ganar» con la mejora de las condiciones de vida palestinas, dice un responsable a la AFP.

Sin embargo, desde hace un mes, la fábrica Sinokrot solo vende uno de sus tres productos, se queja Majd Sinokrot, jefe de la producción. «La gente que compraba dos paquetes al día, ya solo compran uno, si acaso…».

Un empleado palestino apila cajas de galletas en un almacén de la empresa Sinokrot cerca de Ramala, en la Cisjordania ocupada, el 17 de junio de 2019. AFP / Abbas Momani

La conferencia de Baréin está destinada a dibujar un «futuro próspero» para los palestinos, ya que la paz con los israelíes «desbloquearía el increíble potencial» de su economía, afirma Jason Greenblatt, asesor de Donald Trump.

Para los dirigentes palestinos, el objetivo es conseguir que los palestinos renuncien a sus reivindicaciones políticas.

Manama pretende «esquivar la política», declaró el economista Nasr Abdel Karim. Numerosos empresarios palestinos mantienen estrechas relaciones con Israel, pero sienten que «participar [en la conferencia] podría salir caro», ya que serían acusados de traición. AFP

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