Internacional
Indonesia: Podría empeorar la situación del volcán Agung
28 de noviembre de 2017
El despertar del volcán Agung, en la turística isla de Bali (Indonesia) es preocupante, según los expertos, algunos de los cuales no excluyen la posibilidad de una erupción importante.
Otros subrayan, no obstante, la dificultad de predecir qué va a ocurrir, pues las cosas, según ellos, también podrían calmarse.
¿En qué punto estamos?
El monte Agung, que culmina a algo más de 3.000 metros de altitud, dio sus primeros signos de que estaba despertando en septiembre. «Todos los pilotos estaban en rojo. Luego, tras una crisis sísmica importante -vinculada con la subida del magma-, se calmó a finales de octubre. Pero, de un tiempo a esta parte, ha vuelto a activarse», declara a la AFP Jacques-Marie Bardintzeff, vulcanólogo y profesor de la Universidad Paris-Sud. El nivel de alerta, que se había rebajado a 3, fue subido de nuevo a 4, nivel máximo en Indonesia.
El volcán expulsó el sábado cenizas que ascendieron hasta 3.000 metros.
«Lo que observamos en este momento son pequeñas explosiones que dejan escapar gases calientes y fragmentos de roca fundida o cenizas», explica David Pyle, profesor de Ciencias de la Tierra en la Universidad de Oxford.
«La erupción ha comenzado. Ha salido magma», apunta Bruno Scaillet, investigador del CNRS (Centro Internacional de Investigaciones Científicas) en el Instituto de Ciencias de la Tierra de Orléans (Francia). Por la noche, se observaron destellos rojizos.
¿Qué puede pasar ahora?
El monte Agung es un volcán temido por ser un volcán de tipo «explosivo».
Se distingue de los volcanes «efusivos», característicos porque la lava, fluida, se derrama por sus flancos.
Los volcanes explosivos, ricos en agua, son susceptibles de generar explosiones importantes que proyectan enormes cantidades de esquirlas y cenizas ardientes, muy alto, en la atmósfera.
Es lo que ocurrió en 1963. El volcán Agung empezó expulsando coladas de lava, luego las explosiones enviaron restos a una decena de kilómetros, por los aires.
Al caer, estos fragmentos formaron nubes ardientes. La colada piroclástica bajó rápidamente por los flancos del volcán, destruyendo todo a su paso.
En total, el proceso eruptivo duró once meses y dejó 1.600 muertos.
«De momento, el esquema de la erupción del monte Agung es similar a lo que ocurrió en 1963», subraya el profesor David Pyle.
«La erupción de 1963 alcanzó un pico de actividad después de entre uno y tres meses expulsando cenizas al aire», agrega.
«La probabilidad de una gran erupción es alta, pero podrían pasar días o semanas antes que se produzca», declara David Pyle.
«Una erupción importante como la de 1963 no se debe descartar», apunta Jacques-Marie Bardintzeff. «Pero el volcán también puede calmarse, o volver a empezar en un mes o dos», añade.
Carmen Solana, vulcanóloga de la Universidad de Portsmouth, señala la «incertidumbre» respecto a saber qué podría ocurrir.
«El volcán podría producir una vasta erupción o bien volverse a dormir. Podemos suponer que su actividad explosiva aumentará, pero nadie sabe a qué ritmo ni con qué intensidad», afirma.
Bruno Scaillet es todavía más prudente. «No sabemos cómo van a evolucionar las cosas». Para él, nada permite decir que la erupción podría parecerse a la de 1963.
¿Qué riesgos existen para la población y el tráfico aéreo?
Las autoridades indonesias se plantean evacuar preventivamente a unas 100.000 personas que viven cerca del monte Agung. Cerca de 40.000 ya han dejado sus viviendas, próximas al volcán.
«La probabilidad de tener un gran número de muertos y heridos en caso de erupción importante es mucho más débil que en 1963», subraya Mike Burton, profesor de vulcanología en la Universidad de Mánchester.
«Las técnicas de vigilancia del volcán han mejorado, los riesgos se conocen mejor y, sobre todo, las poblaciones locales están más informadas» y los medios de comunicación se han desarrollado, agrega.
Pero las cenizas volcánicas representan igualmente «un serio peligro para los aviones», declara David Rothery, profesor de Ciencias de la Tierra en The Open University. Estas podrían bloquear los motores de avión.
AFP