Al dejar caer su moneda, China abrió un nuevo frente en su guerra comercial contra Estados Unidos, con el potencial de amortiguar el impacto de las sanciones arancelarias de Washington, pero también de frenar su economía, al ralentí.
La divisa china traspasó el lunes el umbral simbólico de 7 yuanes por dólar, su nivel más bajo en 11 años.
Estados Unidos respondió acusando oficialmente a Pekín de manipular su moneda, lo que el martes negó el Banco Central chino, que establece cada día un tipo de cambio de referencia del yuan frente al dólar.
Pekín «se opone firmemente» a esas acusaciones. «La parte estadounidense no tuvo en cuenta los hechos y calificó de manera irracional a China de manipulador de moneda», reaccionó la institución en un comunicado.
La víspera, el presidente del Banco Central chino, Yi Gang, afirmó que China «no se compromete[ría] en una devaluación competitiva» y no «utiliza[ría] el tipo de cambio […] para hacer frente a problemas exteriores, como los diferendos comerciales».
El Banco Central chino «se comprometió a mantener un tipo de cambio del yuan a un nivel razonable y estable», dijo.
Algunos analistas consideran, sin embargo, que Pekín podría dejar caer todavía más su moneda.
Fuga de capitales
China «está dispuesta a tolerar una nueva depreciación del yuan frente a la escalada de las tensiones comerciales con Estados Unidos», destacó el economista Bo Zhuang, del gabinete de estudios TS Lombard.
Pekín, que controla estrechamente el curso de su moneda, fija cada día un tipo de cambio de referencia, a partir del cual autoriza una fluctuación de más o menos el 2%.
El martes, ese tipo se estableció en 6,9683 por un dólar, un 0,66% menos que la víspera. Se trata de su nivel más bajo desde mayo de 2018. Poco antes de las 16H00 (08H00 GMT), un dólar se cambiaba por 7,0681 yuanes en los mercados extraterritoriales.
Este marcado descenso es «el resultado evidente de una intervención activa» del banco central, para favorecer las exportaciones chinas y atenuar el impacto de la subida de los aranceles estadounidenses sobre los productos chinos, según Bo.
Donald Trump dio un paso más el jueves en la guerra comercial contra Pekín, al anunciar que pretende extender los aranceles suplementarios a casi la totalidad de las importaciones de China a partir del 1 de septiembre.
Pero ni siquiera una fuerte depreciación del yuan servirá para compensar totalmente el impacto de la guerra comercial, advirtió el economista Tao Wang, del banco UBS.
La estrategia de la devaluación podría resultar contraproducente para Pekín que, en cambio, intenta desde 2015 estabilizar su moneda y así evitar fugas de capital.
El Banco Central chino «no dejará que el yuan se debilite» demasiado pues esto tendría «efectos graves y desestabilizadores en la economía», en un contexto de desaceleración, apuntó por su parte Stephen Innes, analista en Vanguard Markets.
El crecimiento chino se redujo en el segundo trimestre (+6,2%), su rendimiento más débil en, al menos, 27 años.
Un billón de dólares
Además, una bajada del tipo de cambio comporta un encarecimiento de las importaciones, por lo que Pekín tendrá que pagar más caro su petróleo importado.
Por otro lado, China podría aumentar la presión sobre Estados Unidos reduciendo su participación en los bonos del Tesoro estadounidense, estimada en más de 1 billón de dólares.
Los chinos «se plantean otras opciones, y no podemos descartar la opción de los bonos del Tesoro», señaló en este sentido Stephen Roach, investigador de la Universidad de Yale, citado por la agencia Bloomberg.
Pekín ya redujo su cartera de bonos del Tesoro, que está en su nivel mínimo en dos años. AFP