La amenaza de Estados Unidos de imponer aranceles de un 25% a las importaciones de acero europeas y de un 10% a las de aluminio ponen en peligro a la industria del bloque, aunque Bruselas afirma haber anticipado la amenaza.
Relación
Washington es el primer socio comercial de la UE. En 2017, los europeos exportaron bienes a Estados Unidos, su primer mercado de exportación, por 375.000 millones de euros (462.675 millones de dólares), según la oficina europea de estadísticas Eurostat.
Los estadounidenses fueron el segundo país que exportó bienes a la UE, por detrás de China, por un monto total de 254.200 millones de euros. La balanza comercial, de 120.800 millones de euros, es así favorable a los europeos.
Ambas regiones iniciaron en 2013 negociaciones sobre un ambicioso tratado de libre comercio, conocido como TTIP, pero la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, y su discurso proteccionista, representó un freno a la negociación de este controvertido acuerdo.
La comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström, aseguró no obstante que el TTIP está simplemente por el momento «en el frigorífico», a la espera de una administración estadounidense más abierta a las negociaciones.
Riesgo
Las tarifas estadounidenses limitarán el acceso de empresas siderúrgicas europeas a su tercer mercado de exportación de acero, donde vende cada año por un monto de unos 5.000 millones de euros. Las ventas de aluminio ascienden a 1.000 millones de euros.
Un estudio de la agencia Moody’s relativiza en cambio el impacto ya que los europeos sólo exportan el 14% de su acero a Estados Unidos y se trata además de un acero de muy alta calidad. Esto lo vuelve menos sensible a los precios que el producido en Brasil, México o Rusia.
Las medidas estadounidenses podrían, en cambio, desviar hacia Europa una producción que ya no encontraría beneficios en Estados Unidos.
Moody’s apunta a la competencia de Corea del Sur y sobre todo de Turquía, máxime cuando Ankara se beneficia de un acuerdo aduanero con la UE que podría facilitar la salida de su producción.
Respecto a China, de lejos la primera productora y acusada de vender productos subvencionados, las consecuencias deberían ser más limitadas para la UE, ya que Pekín exporta muy poco a Estados Unidos a causa de las medidas antidumping estadounidenses.
Reacción
Los europeos, que aseguran haber preparado su plan de respuesta hace meses, planean medidas rápidas contras empresas estadounidenses de materias primas, industria y agricultura, algunas de ellas situadas en los Estados más favorables a Donald Trump.
El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, apuntó el viernes a las motos Harley-Davidson, los tejanos Levi’s y los productores de whisky bourbon.
Estas medidas, en base a las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), compensarían en valor las pérdidas potenciales para la industria siderúrgica europea.
La UE, que considera la iniciativa estadounidense como «una intervención flagrante para proteger» su industria, también hablará con el resto de países afectados para presentar, si es necesario, una «demanda común ante la OMC», dijo a la AFP el viernes el vicepresidente de la Comisión, Jyrki Katainen. El procedimiento tomaría años.
El bloque europeo también podría adoptar, en el muy estricto marco de la OMC, medidas de «salvaguardia» para proteger su industria, consistentes en limitar temporalmente las importaciones de acero y de aluminio.
Recámara
La elección de Trump representó un impulso a la política comercial de la UE, cuyos países lograron en 2017 reformar sus instrumentos de defensa comercial y acordar un nuevo enfoque sobre los derechos antidumping.
La Comisión Europea también aceleró las negociaciones de acuerdos comerciales con otros países. Además de la entrada en vigor provisional del acuerdo con Canadá (CETA), la UE anunció en 2017 haber cerrado un importante acuerdo con Japón.
Bruselas espera también que los acuerdos con Singapur y Vietnam entren rápidamente en vigor y anunció el inicio próximo de las negociaciones con Australia y Nueva Zelanda.
Y también negocia la modernización de sus acuerdos vigentes con México y Chile, además de intentar cerrar un acuerdo comercial con los países del Mercosur, que podría representar el más importante cerrado hasta el momento por la UE.