Internacional
“La Voz de China”, la nueva arma de propaganda de Xi Jinping
24 de marzo de 2018
Un nuevo gigante mediático, llamado “La Voz de China” y que integrará los tres principales medios audiovisuales estatales, será la nueva arma de propaganda del Partido Comunista chino con la que promoverá los valores de la “nueva era” que abandera el presidente, Xi Jinping.
En el plan de reestructuración de la industria audiovisual anunciado esta semana y que se espera que entre en vigor este año, Pekín no esconde sus pretensiones y son constantes las referencias al intento de mejorar la gestión de la censura y la propaganda.
“La Voz de China” integrará la televisión estatal CCTV, la Radio Nacional de China (CNR) y China Radio Internacional (CRI) bajo el control directo del departamento de propaganda del Partido Comunista.
La creación de esta Administración de la Radio y Televisión Nacional busca “fortalecer la dirección centralizada y unificada del partido en las noticias y en la opinión pública, y reforzar la gestión de importantes posturas de propaganda”, según detalla un documento difundido por la agencia estatal Xinhua.
Se trata de una de las primeras medidas tomadas por el régimen comunista tras el fin, el martes pasado, de la Asamblea Nacional Popular (ANP), la reunión política anual más importante en China en la que Xi ha consolidado su poder a un nivel que sólo antes había tenido Mao Zedong.
En su reciente plenario anual, la ANP ha eliminado los límites a los mandatos presidenciales y ha incluido las teorías políticas de Xi en la Constitución.
Tras su conclusión, ha llegado la reforma del sector audiovisual estatal. Así, el departamento de propaganda supervisará el contenido de todas las noticias y publicaciones con el fin de fortalecer la gestión y dinamizar esas tres empresas “bajo el socialismo con características chinas”, destaca el documento.
Aunque la censura en los medios no es ninguna novedad, esta reestructuración evidencia de manera explícita el control de la información oficial (en la que se vive un creciente culto a la personalidad de Xi) a través de un gran ente que permitirá supervisar con más facilidad todo lo que se publique, eliminando cualquier grieta que pudiera haber en el aparato de propaganda del régimen.
La experta en medios del Instituto de Ciencias Humanas de Viena, Ling Li, explica a Efe que el Partido Comunista podrá así “responder a las crisis de relaciones públicas con mayor rapidez y enviar sus instrucciones a los medios de comunicación con menos demora”.
“Esto significa que los medios perderán o tendrán una oportunidad reducida para aprovechar el retraso e informar sobre asuntos delicados antes de que la censura del partido llegue, como solían hacer en el pasado”, añade.
“En otras palabras, el oso abrazará ahora a sus medios ‘voceros’ más cerca todavía”, opina el investigador del Proyecto de Medios de China de la Universidad de Hong Kong, David Bandurski.
Según explica a Efe, el control de los medios y la ideología es “esencial para la supervivencia del régimen”, aunque el “poder blanco”, como se entiende en Occidente, “presenta un gran desafío para un sistema altamente centralizado y ahora cada vez más autoritario como el de China”.
El reto, señala Bandurski, “será cómo proyectar voces que de alguna manera tengan impacto en la gente de todo el mundo mientras se mantiene una única opinión. Es una contradicción interna con la que China ha luchado durante años en su propaganda a nivel exterior, y es posible que esta fusión pueda empeorar el problema”.
Para organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional, la creación de este gigante mediático es “realmente alarmante” porque va a ser utilizado para diseñar, a medida, la imagen de Xi y la promoción de la influencia económica china.
“La nueva plataforma parece estar dirigida a promover las opiniones del partido ante la audiencia internacional con el objetivo de cambiar los valores universales promovidos por las democracias occidentales y los países de Estado de derecho”, critica a Efe el investigador de AI, Patrick Poon.
La industria cinematográfica tampoco escapa de la reestructuración, y quedará supervisada por el departamento de propaganda con el fin de “desarrollar el único e importante papel del cine en la difusión de las ideas, la cultura y el entretenimiento”.
El partido “organizará la censura del contenido de la película, orientará y coordinará los principales eventos relacionados con el cine de carácter nacional y asumirá la responsabilidad de las coproducciones en el extranjero”, entre otros.
El cine de propaganda y la censura son constantes en China, donde recientemente estalló la polémica tras la llegada a la gran pantalla de la oscarizada “La forma del agua” con varias escenas censuradas e incluso con falsos vestidos superpuestos para tapar los desnudos de la cinta.