El expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva, informó a una multitud de simpatizantes que se someterá a la justicia y se presentará este mismo sábado, 7 de abril, ante la comisaríapara “probar su inocencia”.

“Voy a atender el mandato para que no digan mañana que soy un prófugo y que me estoy escondiendo. Voy para que sepan que no tengo miedo y que voy a probar mi inocencia”, citó las palabras del exmandatario la agencia EFE.

El político, que encabeza todos los sondeos de intención de voto para las elecciones presidenciales de octubre, se atrincheró, desde el jueves 5 de abril, en el sindicato metalúrgico de Sao Bernado do Campo antes de conocer la sentencia del juez Sergio Moro, quien lo condenó a 12 años de cárcel por hechos de corrupción relacionados con la petrolera Petrobas.

Da Silva pasaría a la historia como el primer mandatario de Brasil encarcelado por corrupción.

La presidenta del Partido de los Trabajadores (PT), Gleisi Hoffmann, convocó este sábado a la militancia de izquierdas a “ocupar” Brasilia y Curitiba, ciudad del sur del país en la que será recluido el expresidente, hasta que sea liberado.

“Ahora mismo comenzamos la campaña. Vamos para Curitiba, vamos para Brasilia, vamos acampar allá hasta conseguir la liberación del compañero Lula”, dijo Hoffmann este 7 de abril.

Dos nuevos candidatos a la presidencia

Dos nuevos candidatos de izquierda a la Presidencia brasileña, la ecologista Marina Silva y el exjuez Joaquim Barbosa, aparecen en el panorama político el mismo día en que el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, líder en todos los sondeos, anunció que acatará la orden de prisión en su contra.

Silva es exministra de Medio Ambiente de Lula y fue la tercera candidata más votada en las elecciones presidenciales de 2010 y de 2014. Es postulada por el partido Rede Sustentabilidade como precandidata.

Mientras que el Partido Socialista Brasileño (PSB) evalúa la candidatura de Barbosa, el primer negro en llegar a la Corte Suprema de Brasil y el responsable de mandar a la cárcel a 24 colaboradores y aliados de Lula en un juicio por corrupción que puso a tambalear al Gobierno del líder socialista en 2005.