Internacional
Más de 50 combatientes prorrégimen mueren en un ataque en el este de Siria
18 de junio de 2018
Al menos 52 combatientes prorrégimen murieron el lunes de madrugada en bombardeos en el este de Siria, el ataque más mortífero desde febrero, según la oenegé Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH).
La ofensiva tuvo como blanco la localidad de Al Hari, situada cerca de la frontera con Irak, donde milicias extranjeras combaten junto al régimen de Bashar al Asad.
Entre los muertos «figuran 30 combatientes iraquíes y 16 sirios, incluidos soldados y miembros de milicias leales» al régimen, dijo a la AFP el director del OSDH, Rami Abdel Rahman, quien indicó que los otros seis soldados aún no habían sido identificados.
El Observatorio, con sede en Reino Unido y que dispone de una amplia red de fuentes en Siria, no pudo identificar el origen de los ataques, los más mortíferos en meses contra las fuerzas del régimen, según esta oenegé.
Una fuente militar en Deir Ezzor dijo a la AFP que aviones de combate «llevaron a cabo ataques aéreos contra posiciones conjuntas irako-sirias en Al Hari».
Medios estatales sirios atribuyeron los ataques a la coalición internacional dirigida por Estados Unidos, una afirmación que desmintió una fuente de las fuerzas antiyihadistas.
La agencia oficial Sana afirmó, citando a una fuente militar, que aparatos de la coalición internacional mataron e hirieron a varias personas, sin dar más precisiones.
«No hubo ningún ataque por parte de las fuerzas estadounidenses o de la coalición en esa zona», dijo a la AFP una fuente de la coalición, que indicó no obstante que estaba «al corriente de los ataques […] que mataron e hirieron a varios combatientes de Kataeb Hezbolá», una milicia chiita iraquí patrocinada por Irán.
Distintas ofensivas
La ciudad de Al Hari está situada en la provincia oriental de Deir Ezzor, rica en petróleo, donde las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), apoyadas por Estados Unidos, y las fuerzas gubernamentales sirias, apoyadas por Rusia, llevan a cabo ofensivas distintas contra el grupo Estado Islámico (EI).
El EI perdió casi todo el territorio que llegó a controlar en 2014 entre Siria e Irak, pero sigue presente en zonas desérticas transfronterizas, sobre todo en Deir Ezzor.
Las fuerzas gubernamentales controlan los territorios al oeste del río Éufrates, que atraviesa la provincia de Deir Ezzor, mientras que las FDS luchan por expulsar al EI de varias localidades situadas al este, cerca de la frontera iraquí.
Desde 2017 hay una línea de «contención» a lo largo del río para impedir los enfrentamientos entre las FDS y las fuerzas prorrégimen,
La coalición, que interviene en Siria desde 2014 para combatir al EI, golpeó a fuerzas del régimen en los últimos años.
El 24 de mayo, 12 combatientes prorrégimen fallecieron en un ataque aéreo contra posiciones del ejército sirio al sur de Bukamal, una ciudad que el régimen arrebató al EI el pasado noviembre y situada a unos kilómetros de la frontera.
El OSDH y medios estatales sirios atribuyeron el ataque a la coalición, pero el Pentágono lo desmintió.
El 7 de febrero, la coalición reconoció haber matado al menos a 100 combatientes prorrégimen en la provincia de Deir Ezzor en represalia a un ataque contra posiciones de las FDS.
Y en septiembre de 2016, unos ataques contra posiciones militares del régimen se cobraron la vida de más de 60 soldados sirios. La coalición reconoció entonces haber confundido a las fuerzas del régimen con yihadistas.
Los ataques contra Al Hari llegan un día después de que las FDS recuperaran Dashisha, una localidad situada en el norte de la provincia de Hasaka.
Dashisha representaba un «importante bastión» del EI en esta provincia y se encontraba en un «corredor vital» que otrora unía los territorios de los yihadistas en Siria e Irak, según el director de la OSDH.
La guerra en Siria dejó desde 2011 más de 350.000 muertos y millones de desplazados.
AFP