Cientos de miles de personas evacuaban el viernes zonas costeras del sureste de Estados Unidos para escapar del huracán Irma, que empezaba a hacerse sentir en Cuba tras dejar una veintena de muertos a su paso por otras islas del Caribe.
En Florida, donde Irma se espera para el fin de semana, las dos principales autopistas ofrecían el mismo espectáculo: hacia el norte, vehículos cargados con todo tipo de enseres, desde colchones hasta kayaks; hacia el sur, convoyes militares para abastecer de gasolina a las estaciones de servicio y permitir que más gente evacúe la zona.
Irma, un huracán de categoría 4 en una escala de 5, es considerado “extremadamente peligroso”, con vientos de 240 km/h que podrían provocar un aumento de la marea de casi ocho metros por encima del nivel normal del mar.
Según el último boletín del estadounidense Centro Nacional de Huracanes (NHC del inglés), este fin de semana el ojo del huracán estará cerca de la costa norte de Cuba y el centro de las Bahamas, y el domingo en la mañana próximo a los Cayos de Florida y el resto de la península.
Unos 200.000 residentes, principalmente en las provincias de Camagüey y Ciego de Ávila, abandonaron sus hogares, y casi 10.000 extranjeros fueron evacuados de las zonas turísticas más amenazadas. Además, seis delfines de un acuario de Cayo Guillermo fueron trasladados en helicóptero fuera de ese islote.
“El huracán Irma es de proporciones épicas”, tuiteó el presidente estadounidense Donald Trump. “Apártense de su camino”, advirtió.
Más de un millón de personas están sujetas a las órdenes de evacuación obligatoria que rigen en Florida y en el vecino Georgia. Pero el gobernador de Florida, Rick Scott, dijo que los 20,6 millones de habitantes del estado “deben estar preparados para evacuar pronto”.
“La tormenta es poderosa y mortal”, enfatizó.
La “ventana para ubicarse en el lugar correcto para soportar la tormenta, bien sea evacuando o refugiándose, se está cerrando rápidamente”, advirtió por su parte el secretario de Salud estadounidense, Tom Price.
En Miami Beach, Steven Schlacknam, un artista de 51 años, cargaba sus enseres en un automóvil para dejar su casa. “Acabo de guardar todo lo que necesitaba, que no era reemplazable”, dijo a la AFP. “Si no puedo volver, me iré con mi familia a Nueva York y empezaré de nuevo”.
La avenida Ocean Drive, usualmente llena de vida con sus famosas tiendas y restaurantes, estaba desierta. “No nos asustas Irma”, se leía en algunos grafitis sobre las placas de madera que tapiaban las vidrieras.
“Solo podemos rezar por lo mejor. Uno pone lo que puede en una maleta y espera”, comentó resignado David Wallack, de 67 años y dueño de un club de salsa.
El director de la agencia estadounidense de gestión de emergencias FEMA, Brock Long, también instó a la población a abandonar las zonas de riesgo.
“Puedo garantizar que no conozco a nadie en Florida que haya vivido lo que está a punto de golpear el sur” del estado, dijo.
– “Coches dados vuelta” –
Irma ya impactó como categoría 5 en varias islas del Caribe. Las autoridades reportaron 18 muertos (dos en Puerto Rico, cuatro en las Islas Vírgenes, uno en Barbuda, nueve en las islas francesas San Martín y San Bartolomeo, y dos del lado holandés de San Martín) y decenas de heridos.
El papa Francisco, de visita en Colombia, dijo que estaba muy atento a la estela de destrucción de Irma y oraba por sus víctimas y desplazados. “Los sigo en mi corazón y rezo por ellos”, señaló.
Olivier Toussaint, residente de la isla francesa de San Bartolomé, popular entre el jet set, describía escenas de desolación.
“Las casas están destrozadas, el aeropuerto está fuera de uso, los postes telefónicos y de electricidad están en el suelo”, comentó. “Hay coches dados vuelta en los cementerios, barcos hundidos en el puerto deportivo, tiendas destruidas”.
Los esfuerzos de socorro y combate a los saqueos se complicaban además por la llegada de un nuevo huracán, José, de categoría 4 y esperado en la zona el sábado, según el NHC.
Irma llegó a generar vientos de 295 km/h durante más de 33 horas, un récord desde que se comenzó a vigilar huracanes con satélites en los años 1970.
Las fuertes rachas arrancaron techos, aplastaron contenedores de embarcaciones y dejaron escombros por todas partes. La Cruz Roja Internacional informó que Irma afectó a 1,2 millones de personas hasta el presente, pero la cifra podría elevarse a 26 millones.
El Caribe también se enfrenta a la furia de un tercer huracán, Katia, que amenaza el estado mexicano de Veracruz, donde sus habitantes aceleraban preparativos de seguridad.