Estados Unidos nombró el jueves como su principal diplomático para las relaciones con América Latina a Michael Kozak, un funcionario considerado de línea dura, el mismo día en que el presidente Donald Trump reafirmó su postura «fuerte» con respecto a Venezuela.
Kozak asumirá como subsecretario interino de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental en sustitución de Kimberly Breier, quien renunció el 8 de agosto aduciendo motivos personales.
«El embajador Kozak es un experimentado defensor de los valores estadounidenses y los derechos humanos, con un profundo conocimiento de la región. Continuará promoviendo la restauración de la democracia para el pueblo de Venezuela», dijo la portavoz del Departamento de Estado, Morgan Ortagus, al anunciar la decisión en Twitter.
Kozak, un experto en leyes que desde 2017 estaba al frente de la Oficina de Democracia, Derechos Humanos y Trabajo del Departamento de Estado, fue jefe de misión en La Habana entre 1996 y 1999, y ayudó al exsecretario de Estado James Baker en la negociación e implementación del acuerdo para poner fin al conflicto en Nicaragua, según destaca su biografía oficial.
En 1988, Kozak fue enviado por el presidente Ronald Reagan para concretar un acuerdo para que el general Manuel Antonio Noriega abandonara el poder de facto.
Pero Noriega fue derrocado en la intervención militar estadounidense ordenada por George H. Bush en 1989. «Kozak es el raro diplomático que no teme usar la fuerza para lo que Estados Unidos considera objetivos nobles», tuiteó el periodista de la agencia de noticias Associated Press, Joshua Goodman.
Kozak también se desempeñó como director de Democracia, Derechos Humanos y Organizaciones Internacionales en el Consejo de Seguridad Nacional (NSC en inglés) de la Casa Blanca en tiempos de George W. Bush. Trump dijo el jueves que sus puntos de vista sobre Venezuela y Cuba, principal soporte de Caracas, eran «mucho más fuertes» que los del «halcón» John Bolton, a quien despidió esta semana de su puesto al frente del NSC.
Estados Unidos lidera la presión internacional para sacar del poder al mandatario venezolano Nicolás Maduro, a quien considera un «dictador». AFP