(EFE).- A la encarcelada activista iraní Narges Mohammadi no la callan. Ni las condenas a prisión y latigazos ni las cárceles más oscuras de la República Islámica logran silenciar a un premio Nobel de la Paz que no ceja en sus críticas contra las injusticias del Irán de los ayatolás.
Desde el interior de la temida prisión de Evin, Mohammadi ha denunciado en los últimos meses que las autoridades han convertido las calles de Irán en «un campo de batalla contra las mujeres» por la imposición del velo islámico y calificó como ilegitimas las elecciones parlamentarias de marzo.
Esas críticas le han costado este martes una nueva sentencia a otro año en la prisión «por propaganda contra el sistema», en la sexta condena emitida desde 2021 por tribunales revolucionarios contra la activista, que suma desde entonces condenas a 13 años y tres meses de prisión, 154 latigazos y cuatro meses de limpieza de las calles.
El juicio ha durado 10 días y al mismo no asistió la activista, que exigió vistas públicas con la presencia de «periodistas independientes, activistas por los derechos de las mujeres, defensores de los derechos humanos», algo que no sucedió.
En los últimos meses denunció la nueva campaña para reimponer el uso del velo, prenda que muchas iraníes han dejado de usar desde la muerte de Mahsa Amini en 2022 tras ser detenida por no llevar bien puesto el velo islámico.