Internacional
Patrick Crusius, un «supremacista blanco» de 21 años que quería «matar el mayor número de mexicanos»
4 de agosto de 2019
Tenía 21 años y entró a los grandes almacenes de Walmart de El Paso (Texas) ataviado con un rifle de alto alcance, protección para la vista y oídos y vestido con camiseta negra y pantalones de camuflaje. Su objetivo estaba claro: quería «matar al mayor número de mexicanos posible», según declaró Patrick Crusius a la Policía tras su detención.
Originario de la localidad tejana de Allen, viajó hasta el lugar del crimen, al otro lado del Estado a más de mil kilómetros de distancia, a sabiendas de que allí encontraría un gran número de familias hispanas -El Paso está en la zona fronteriza con México y más del 80% de la población tiene ascendencia hispana-. Abrió fuego indiscriminadamente al llegar al establecimiento y el resultado fueron 20 inocentes muertos y 26 heridos en la mayor matanza del año en EE UU.
Un manifiesto escrito antes del asesinato múltiple ha hecho que las autoridades traten este suceso como un delito de odio, ya que Crusius aseguraba en el documento que iba a dar «una respuesta a la invasión hispana en Texas». Tras la masacre, el joven no puso resistencia en su detención.
En el escrito, publicado en una web sin censura, Crusius mencionaba los tiroteos de Nueva Zelanda que acabaron con la vida de medio centenar de personas y aludía a una teoriá supremacista blanca que defiende que las personas de ascendencia europea están siendo sustituidas sin que los líderes americanos estén impidiéndolo, por lo que descarta que la solución pueda ser pacífica. «Tanto demócratas como republicanos nos han estado fallando durante décadas», señalaba.
«Tiene un nexo con un posible crimen de odio», informaba el jefe de policía de El Paso, Greg Allen, ante los medios tras conocer el contenido del manifiest, en el que apunta que le llevó menos de un mes preparar esta atrocidad.
Crusius fue detenido sin mostrar resistencia pese a que en su escrito daba por hecho que moriría durante el tiroteo. «Si la policía no me mata, probablemente uno de los invasores me disparará», sentenciaba. La captura, a su juicio, «es mucho peor que morir durante el tiroteo porque de todos modos recibiré la pena de muerte».
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