Miles de personas se concentraron hoy ante el Parlamento escocés para una multitudinaria marcha que recorrió las principales calles de Edimburgo en protesta contra las políticas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que este fin de semana realiza una visita privada a Escocia.
Los manifestantes, unos 50.000 según los organizadores, marcharon hasta el céntrico parque de Meadows, para participar en la protesta conocida como “El carnaval de la resistencia” cuyo objetivo es mostrar el rechazo ciudadano a la visita de cuatro días del mandatario al Reino Unido.
Un grupo de activistas voló allí el “bebé Trump”, un globo hinchable que caricaturiza al presidente como un bebé con gesto enfadado que solo lleva pañales y un móvil en la mano, y que ya sobrevoló el cielo de Londres durante la masiva manifestación que tuvo lugar ayer en el centro de la capital británica.
La marcha, bajo el lema “Dump Trump” (Echar a Trump), fue convocada por la plataforma “Scotland against Trump” (Escocia contra Trump) y sus asistentes llevaban banderas en representación de México, Palestina o la comunidad LGTBI y pancartas en que se leían eslóganes como “Amo lo que Trump odia”, “No al racismo, no a Trump” o “Escocia dice no a Trump”.
“Trump es un lunático que va a tomar decisiones que van a afectar al mundo entero incluyendo el futuro de mi hija. Es increíble que teniendo a una madre inmigrante mantenga esas posiciones sobre inmigración. Es un hombre horrible, un mentiroso que espero que se vaya pronto”, dijo a Efe Elena Smith, una escocesa que acudió a la protesta con su hija de cinco años.
Insistió en que no se trata de una protesta contra la gente de Estados Unidos, sino contra las ideas y políticas que Trump representa.
“Mi padre es americano y obtuvo la nacionalidad canadiense cuando Trump ganó. La gente no quiere que se la asocie con eso, no es un presidente que les represente. Está destruyendo todo lo conseguido en materia de feminismo, políticas contra el racismo y el cambio climático”, sostuvo Smith.
Respecto al hecho de que Trump no acuda a ningún acto oficial durante el fin de semana y que no haya sido recibido por la ministra principal, Nicola Sturgeon, Simon Jenkin opinó que es una decisión acertada.
“No puedo creer que el Gobierno británico, que dice estar orgulloso de respetar la libertad de expresión y de información y cuenta con una gran historia acogiendo refugiados e inmigrantes acoja a un presidente que está en contra de todo eso y solo defiende el odio y la división”, afirmó a Efe este ciudadano inglés.
En la plaza del Parlamento políticos como el líder del Partido Laborista escocés, Richard Leonard, y diputados del Partido Nacionalista Escocés (SNP) y de Los Verdes coincidieron en sus discursos en afirmar que Trump no es bienvenido en suelo escocés.
Otras protestas se celebraron también en los alrededores del campo de golf que Trump regenta en la región de Aberdeenshire, en el noreste de Escocia, así como en las inmediaciones del complejo Turnberry, en el extremo suroeste, donde se encuentran el mandatario y su esposa Melania, una zona custodiada por un extenso dispositivo policial.
Como él mismo escribió hoy en Twitter, el jefe de la Casa Blanca espera pasar el fin de semana entre “reuniones, llamadas y, con suerte, un poco de golf”, deporte que calificó como su “principal forma de ejercicio”.
El domingo, los Trump partirán hacia Helsinki para la reunión que el lunes el presidente mantendrá con su homólogo ruso, Vladímir Putin. EFE