Internacional
Puente Santander se prendió en llamas al intentar ingreso de ayuda humanitaria
24 de febrero de 2019
Freddy Durán
El primer intento de ingreso de la ayuda humanitaria por los puentes de Tienditas, San Antonio del Táchira y Ureña terminó en una refriega entre los grupos de voluntarios que intentaron entrar por una frontera bajo orden estatal de cierre, y fuertemente apertrechada de obstáculos y efectivos militares.
Muy temprano el orden público se había alterado tanto en San Antonio como Ureña, cuando manifestantes se enfrentaron con la guardia nacional exigiendo permitir abrir el paso por la frontera de alimentos y medicinas como parte del contingente ofrecido por el gobierno norteamericano como una forma de mitigar la crisis que padece nuestro país.
De lado y lado de las fronteras dos escenarios de suprema tensión se desarrollaban. Mientras en los municipios fronterizos venezolanos el protagonismo de las presiones para reabrir la frontera recaía en sus pobladores; en Colombia un grupo de venezolanos residentes en ese país, otros provenientes del nuestro que arribaron para respaldar las organizaciones encargadas de la recepción y movilización de la ayuda humanitaria, bajo la dirección del presidente de la República designado por la AN, Juan Guaidó, quien ayer sorpresivamente apareció en Norte de Santander, formaron un ariete humano para liberar el paso de la llegada de lo dispuesto por la Usaid para mitigar la crisis económica y social de Venezuela. A este contingente se unieron no solo nortesantedereanos, sino colombianos de diverso origen, quienes además de asistir al concierto Live Aid del viernes se incorporaron al voluntariado.
Del lado colombiano del Puente Tienditas salieron diez camiones con la ayuda humanitaria también abordados cada uno por una turba entusiasta. En San Antonio el muro humano y físico impuesto por la GN y la Policía Nacional logró contener la carga; pero en Ureña la situación fue más lejos quemándose tres de las cuatro tractomulas atiborradas de insumos. La Policía Nacional de Colombia en el territorio propio de su jurisdicción se mantuvieron vigilantes todo el tiempo al avance de la población civil inerme que con banderas de Venezuela en sus manos y cánticos reclamaban se levantaran los obstáculos y se permitiese el acceso de la ayuda humanitaria, incluso tuvo que atender, con el apoyo de personal de Defensa Civil Colombia, a personas que no pudieron soportar los gases lacrimógenos lanzados por las fuerzas de seguridad venezolanas o resultaron heridas en la refriega, con la GN, originada en el momento en que los vehículos de carga pesada apenas si pudieron alcanzar unos metros del puente Francisco de Paula Santander en la sección venezolana.
Refriega en Ureña
En la mañana apenas en el Puente Santander del lado colombiano permanecían medios de comunicación internacionales, efectivos de la policía colombiana y funcionarios de migración Colombia. Un poco más allá, en El Escobal, los voluntarios estaban sentados a un lado de la carretera, daban declaraciones a los periodistas, o manifestaban abiertamente su decisión de restearse con una causa, que según ellos manifestaban, en la cual se jugaba el futuro de Venezuela. Una barricada de toneles y barricadas de alambres de púas en un comienzo sirvió como obstáculo, resguardado por un piquete de la PNB conformado en su mayoría por mujeres. Aunque la calma se mantenía en el sitio a lo lejos se escuchaban los enfrentamientos en el interior de Ureña, y una columna de humo anunciaba la quema de un autobús, de la que supieron los periodistas y los efectivos a través de las redes sociales.
Ya a mediados de la mañana se presentó el presentador de televisión Nelson Bustamante, acompañado por el actor Marcos Music, junto a delegados de la OEA, para hacer un reconocimiento del lugar.
Nelsón Bustamente afirmó que “ojalá este sea un día importante para rescatar nuestra democracia. Aquí estamos los del lado de la luz, y en el otro, los del lado de la oscuridad.”
Marcos Music, por su parte muy emocionado agregó que: “yo pienso y estoy convencido muy dentro de mí que estamos viviendo los tiempos finales del mal”.
Después de eso, encabezada por la diputada Gaby Arellano, con mucha cautela una muchedumbre, con banderas en sus manos, que comenzó su andar rezando un padre nuestro, se acercaba al punto fronterizo cercado. A su paso se escuchaban consignas para darse ánimo entre los marchistas, y conminaban a los efectivos venezolanos a permitirles levantar las barreras y que llegase la ayuda humanitaria por Ureña. Por los altavoces la diputada Arellano, y otras personas intentaban apelar a la buena voluntad y al sentido de venezonalidad de quienes se encontraban protegiendo los obstáculos que cubrían todo el puente.
Fueron minutos de tensión pues por minutos se pensó que la muchedumbre sería atacada y hubo un pequeño conato de turbamulta. Pero al rato sucedió, lo cual fue celebrado entre aplausos, la retirada del cordón de seguridad de la PNB, y más aún, la muchedumbre formó un corredor para abrir el pasó a una mujer policía que a la carrera y llorando desertaría e ingresaría en Colombia. Esa fue una pequeña victoria, en la cual los barriles y demás trabas fueron arrojadas del puente.
Sin embargo, cuando aparecieron los comandos motorizados de la Guardia Nacional, la tensión se elevó. Y entonces, comenzó la lluvia de gas lacrimógeno con el propósito de dispersar a los que habían logrado llegar a Venezuela, muchos de los cuales afectados por los químicos retrocedían hacia El Escobal.
Se estaba dando una lucha desigual, pero los voluntarios recuperaron el ánimo cuando fueron informados de la llegada de cuatro camiones con la ayuda humanitaria, que transportaba a su vez multitud exultante, alrededor del mediodía en Colombia. Parecía que se anunciaba la entrada triunfal a Ureña; pero la caravana fue recibida con más lacrimógenas y perdigones, y se reportó que incluso uno de los choferes resultó gravemente lesionado. Algunos de los que iban en los camiones se dieron a la huida, otros permanecieron un tiempo más debajo de ellos.
Se pudo ver como en una camilla, socorristas de Protección Civil, llevaban en una camilla a una mujer joven, cuyo rostro estaba tapado por la bandera de Venezuela
Lo que vino posteriormente fue una batalla campal para impedir que la Guardia Nacional retuviera la carga, la cual terminó con la quema de los tres camiones de carga, que a la una de la tarde se incendiaron en medio del puente Santander, mientras una bandada de aves eran espantadas por las llamas y una inmensa nube de humo se levantaba varios metros.
Aunque estaban a escasos metros, tanto la Guardia Nacional como la Policía Colombiana aplicaron toda su disciplina para evitar cualquier choque, aunque los funcionarios colombianos debieron soportar los gases lacrimógenos. En todo tiempo en que los voluntarios avanzaban los policías colombianos montaban un escudo humano para impedir que el conflicto se trasladara a su territorio.
Hasta el sábado en la tarde se habían reportado más de 30 personas heridas en los enfrentamientos, así como la recuperación de parte de la ayuda humanitaria que no fue pasto de las llamas.
Freddy Durán