El Senado de Rusia allanó este martes la vía para que Vladimir Putin envíe tropas a Ucrania, ratificando los miedos occidentales de una invasión inminente.
La aprobación unánime de la cámara alta, el Consejo de la Federación, permite a Putin desplegar «fuerzas de paz» en las dos regiones ucranianas separatistas reconocidas por Moscú como independientes, y potencialmente en otras partes de Ucrania, destacó AFP.
El gobierno ruso siguió adelante con estos preparativos pese a una ola de nuevas sanciones anunciadas por Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea, en respuesta al reconocimiento de la independencia de las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk.
Funcionarios occidentales advierten desde hace semanas del riesgo de una invasión total de Ucrania, con el riesgo de una guerra catastrófica en Europa.
Los incidentes en la línea de frente con los separatistas se multiplicaron en las últimas semanas. Según el gobierno ucraniano, un soldado murió este martes y seis resultaron heridos en bombardeos prorrusos.
Putin afirmó el martes que los acuerdos de paz de Minsk sobre el conflicto de Ucrania habían dejado de existir y, dio un paso más, estableciendo relaciones diplomáticas con las dos regiones separatistas.
Pero pareció dejar una puerta entreabierta al advertir que el despliegue de tropas rusas «dependerá de la situación en el terreno».
Y desafió las posturas de Occidente -que niega a Moscú el derecho a opinar sobre quiénes pueden ingresar a la OTAN- pontificando que «la mejor solución sería que las actuales autoridades actualmente en el poder en Kiev rehúsen unirse a la OTAN y se mantengan neutrales».
En un mensaje televisado de 65 minutos, y con momentos en los que denotaba enojo, Putin calificó a Ucrania de Estado fallido, «títere» de Occidente, que preparaba una «guerra relámpago» para reconquistar las regiones separatistas.
Indicios de invasión
Los temores a una invasión se reforzaron cuando el ministerio de Relaciones Exteriores ruso anunció la próxima evacuación de todo su personal diplomático en Ucrania, para «proteger sus vidas».
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, afirmó que la alianza tenía «todas las indicaciones» de que Moscú «sigue planeando un ataque a gran escala contra Ucrania».
El ministro ucraniano de Relaciones Exteriores, Dmytro Kuleba, pidió a la Unión Europea que prometa el ingreso de su país al bloque y que Occidente le suministre más armas.
Sanciones
El jefe de la diplomacia francesa, Jean-Yves Le Drian, informó que los ministros de Relaciones Exteriores de la UE «acordaron por unanimidad un paquete inicial de sanciones».
Las sanciones «le dolerán mucho a Rusia», dijo el jefe de la diplomacia de la UE, Josep Borrell, precisando que el bloque prevé activos y prohibir visas de 351 diputados rusos.
El jefe de gobierno alemán, Olaf Scholz, anunció que suspendió la autorización del controvertido gasoducto Nord Stream 2 que une Rusia y Alemania, sin pasar por Ucrania.
La Casa Blanca celebró el anuncio alemán y adelantó que desvelará su propio arsenal de sanciones.
El primer ministro británico, Boris Johnson, amenazó con golpear a cinco bancos rusos y a tres multimillonarios, vetándolos de su sistema financiero.
«Resucitar a la Unión Soviética»
En las calles de Kiev, la noticia del reconocimiento de los separatistas genera miedo de una escalada bélica.
«Estoy realmente asustado, tengo mucha familia» en el este de Ucrania, dijo a la AFP Artem Ivaschenko, de 22 años, natural de Donetsk. «Hace ocho años que vivo en Kiev y es la noticia más terrible que he recibido desde entonces», agregó.
El ministro de Defensa de Ucrania, Oleksiy Reznikov, advirtió que el país tiene por delante momentos complicados y acusó a Rusia de querer «resucitar a la Unión Soviética», un país que Ucrania integró hasta su desmembramiento en 1991.