Un hombre afroamericano de 24 años disparó a una niña de 6 años, identificada como Kinsley White, y a su padre, en Carolina del Norte, Estados Unidos. La menor se encontraba jugando con sus amigos en el vecindario cuando entraron en el patio de Robert Singletary a buscar una pelota. Singletary respondió gritando y disparando al grupo, hiriendo a la pequeña en el rostro y al padre en la espalda.

La madre de Kinsley, Ashley Hilderbrand, indicó que los médicos lograron extraer varios fragmentos de bala de la mejilla de su hija, pero el padre de la menor aún permanece en el hospital. Según Hilderbrand, Singletary miró a su esposo y su hija y les dijo: “Los voy a matar”.

La historia de Robert Singletary no es nueva. El hombre estaba solicitado por las autoridades por cuatro cargos de intento de asesinato en primer grado, dos cargos de agresión con arma mortal con intención de matar infligiendo lesiones graves y un cargo de ser un delincuente en posesión de un arma de fuego.

En diciembre del año pasado, Singletary quedó en libertad bajo fianza por secuestrar a su novia durante dos horas y agredirla con un martillo.

La violencia armada en Estados Unidos es una preocupación creciente, según cifras de la ONG Gun Violence. En los últimos ocho años, más de 150.000 estadounidenses han perdido la vida a causa de esta problemática. Esto ha llevado a muchos a cuestionar la necesidad de mantener una ley que permite el libre acceso a las armas.

Redacción web