WASHINGTON (AFP) – El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, atacó ferozmente a su secretario de Justicia y fiscal general Jeff Sessions el miércoles, calificando de «vergonzoso» su manejo de las acusaciones de interceptación ilegal de teléfonos de la Casa Blanca.

Fue el segundo tuit crítico de Trump en una semana contra Sessions, quien presuntamente presentó su renuncia al menos una vez el año pasado después de otros agravios del mandatario.

Esta vez Trump cuestionó al fiscal general por pedir a un organismo de control interno que investigara las afirmaciones de los republicanos sobre un eventual comportamiento inapropiado de agentes del FBI.

Los republicanos demandaron investigar la pertinencia de las órdenes de seguridad nacional emitidas bajo la ley de vigilancia de inteligencia extranjera (FISA, por su sigla en inglés) en 2016, cuando Barack Obama era presidente, para interceptar a los miembros del equipo de la campaña electoral de Trump por sus contactos con Rusia.

El martes, Sessions dijo que había ordenado al inspector general del Departamento de Justicia que examinara si se había abusado del muy secreto proceso de las órdenes FISA.

«¿Por qué Jeff Sessions le pide al inspector general investigar sobre posibles abusos vinculados a FISA?», tuiteó Trump. «Esto no va a tener fin, no tiene facultad procesal».

«¿El inspector general no fue nombrado por Obama? ¿Por qué no recurrir a juristas del Departamento de Justicia? ¡VERGONZOSO!»

Sessions responde

En un breve comunicado, el secretario de Justicia reaccionó firmemente, subrayando, sin mencionar directamente el tuit presidencial, que era el procedimiento adecuado.

«Este departamento continuará haciendo su trabajo de manera justa e imparcial, respetando la ley y la Constitución», dijo, en un sorprendente intercambio público entre ambos.

Pero la andanada de Trump fue un recordatorio de la disconformidad del mandatario con su fiscal general desde hace casi un año.

En marzo pasado, Sessions, alegando que había sido miembro de la campaña de Trump, se recusó de supervisar la investigación sobre una posible colusión del equipo de Trump con funcionarios rusos en las elecciones de 2016, lo cual enfureció al presidente.

Estos estallidos de Trump se producen mientras esa pesquisa, dirigida por el fiscal especial independiente Robert Mueller, se centra cada vez más en el círculo interno del presidente y posiblemente en el propio Trump.

La semana pasada, Trump arremetió contra Sessions sobre el rumbo de la investigación.

«Pregunta: Si toda la intromisión rusa tuvo lugar durante la administración de Obama, hasta el 20 de enero, ¿por qué no son ellos objeto de la investigación?», escribió. «¿Por qué no se están investigando los crímenes de los demócratas? ¡Pregúntenle a Jeff Sessions!», tuiteó Trump.

 «Idiota»

El exsenador de Alabama, de 71 años, se sumó desde el principio a la campaña de Trump en 2016.

Conservador y metódico, Sessions ha sido un firme defensor de las principales políticas del gobierno de Trump, desde las enérgicas medidas contra la inmigración ilegal, el crimen violento de pandillas y el tráfico de drogas, hasta el nombramiento de jueces y fiscales conservadores en todo el sistema judicial.

Pero Trump suele criticar a Sessions en relación al trabajo de Mueller, que también está examinando si Trump obstruyó la investigación sobre la trama rusa.

El exjefe de gabinete de Trump, Reince Priebus, dijo que tuvo que convencer a Sessions al menos una vez el año pasado de que no renunciara y lo rescató de ser despedido en otras dos ocasiones.

Priebus le dijo al escritor Chris Whipple en su próximo libro «Los guardianes: cómo los jefes de personal de la Casa Blanca definen cada Presidencia», que Sessions presentó su renuncia en mayo de 2017 luego de que Trump lo llamara «idiota» en la Oficina Oval después del nombramiento de Mueller.

Priebus y el vicepresidente Mike Pence convencieron a Sessions de que se quedara, y luego persuadieron a Trump para que rechazara la carta de renuncia, según un extracto del libro publicado en Vanity Fair.

Dos meses después, según Priebus, Trump, frustrado por la investigación de Mueller, tuvo que ser convencido de no despedir a Sessions, a quien calificó de «débil».

Sessions, que no cuenta con el favor los demócratas, obtuvo sin embargo su apoyo el miércoles por la tensa relación con Trump.

«El hecho de que una investigación independiente sea un problema para este (presidente) resume su falta de comprensión sobre cómo se supone que debe funcionar la aplicación de la ley en Estados Unidos», dijo el senador Pat Leahy, un peso pesado de la oposición.

 

Compilación: María Teresa Amaya/coordinadora de noticias internacionales/Diario La Nación

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