Nacional

Adultos mayores: Entre el riesgo de contagio y la necesidad de abastecerse

6 de abril de 2020

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En cada hogar la cuarentena se vive de manera diferente, pero son los mayores de 60 años de estratos sociales bajos los que tienen menos posibilidades de enfrentar la pandemia. Es necesario que los adultos mayores creen alianzas cercanas con vecinos o allegados que desde la buena voluntad puedan ayudarlos.


Agustín Fernández es un adulto mayor, tiene 70 años y vive en Petare, municipio Sucre del estado Miranda. Desde noviembre de 2018 se quedó solo porque su único hijo, en vista de la grave crisis económica, tomó la decisión de emigrar a Perú para trabajar y ayudarle con los gastos de la comida y el alquiler. Agustín se gana la vida reparando televisores, neveras y otros electrodomésticos que le llevan sus clientes.

Con lo que cobra de la pensión, lo que le manda su hijo y los bonos que le da el gobierno lleva una vida normal, pero que nada de eso puede compensar el vacío, la soledad y el miedo que siente, ahora que el coronavirus llegó a Venezuela.

“A mí me da mucho miedo contagiarme con esa enfermedad tan fea. Yo salgo a la calle a comprar lo que necesito y me devuelvo rápido, uso mi tapabocas y me baño apenas llego, pero esto es una zozobra, el país está paralizado y mi mayor miedo es que a mi hijo le pase algo por allá”, dijo. Agustín es parte de la población que corre mayor riesgo de llegar a contagiarse con COVID-19, diversas organizaciones de salud concuerdan en que la tasa de letalidad del coronavirus en adultos mayores es más alta que en los otros grupos.

La situación de Agustín es considerada por él como “buena” en comparación con la de otros adultos mayores que viven en su comunidad. Asegura que muchos que son contemporáneos con él están desnutridos y sin nadie que los ayude.

Desde que el pasado 13 de marzo el presidente Nicolás Maduro anunció que en el país había dos casos positivos por COVID-19, el nerviosismo y la desesperación se apoderaron de las personas jóvenes, pero análisis de la Organización Mundial de la salud (OMS) indica que los mayores de 60 años son los que necesitan más cuidados preventivos y atención, pero en Venezuela es justo este grupo -4 millones según cifras gubernamentales- los más desasistidos y doblemente vulnerables por la crisis económica, social y sanitaria que se vive desde el año 2016, y ahora por la pandemia.

En emergencia desde hace tiempo

El Índice Global de Envejecimiento mide el bienestar de las personas mayores de 65 años en 96 países, el cual se centra en los ingresos, acceso a los servicios de salud y entornos favorables. Según el último estudio que realizó la organización no gubernamental Help Age International en el año 2015, Venezuela se ubicó en el segundo país de América Latina con las peores condiciones para envejecer.

Para Luis Francisco Cabezas, director general de la Asociación Civil Convite –organización que vela por los derechos sociales de personas o grupos vulnerados, como la tercera edad— afirmó que desde hace mucho tiempo los adultos mayores en Venezuela están en emergencia.

“La situación ya era bastante comprometida antes de que llegara el coronavirus. Vivimos en un país donde la pensión equivale a tres dólares mensuales, en donde una caja de pastillas para la tensión como el Losartán potásico cuesta más caro que la misma pensión”, dijo el director de Convite.

La escasez de medicinas y los altos precios de los alimentos son el talón de Aquiles para muchos ancianos que ahora deben enfrentar la covid-19. Según cifras de la Federación Farmacéutica Venezolana (Fefarven) el desabastecimiento de medicamentos se ubicó en 80% para el mes de febrero de 2020, mientras que el precio de la Canasta Alimentaria Familiar en febrero se ubicó en 26.590.000, unos 350 dólares, según el Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM).

La imposibilidad de encontrar efectivo es un problema para la población de la tercera edad. “Muchas personas mayores no han podido cobrar su pensión. Desde que los bancos dejaron de emitir plásticos todo se ha complicado, y ahora no pueden salir a la calle a cobrar su menguada pensión porque los bancos estàn trabajando pocas horas al día”, dijo.

La migración forzada también ha puesto en emergencia a los adultos mayores, cerca de 4,8 millones de venezolanos han abandonado el país, según la actualización correspondiente al 5 de febrero de 2020 del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur).

De la cifra, son muy pocos los que se han llevado a sus padres o abuelos, lo que a juicio de Francisco Cabezas contribuye significativamente con el deterioro de la salud mental y con el incremento de los cuadros depresivos en los ancianos.

Una condena para los adultos mayores

Ninoska Sánchez tiene 63 años y vive en el Barrio José Félix Ribas en Petare, municipio Sucre, estado Miranda. Desde hace dos años se encarga del cuidado de sus dos nietos, porque su hija se fue a trabajar a Colombia para poder costear los gastos de colegio y alimentación. Sánchez quedó viuda hace 10 años, tiene a toda su familia en el estado Táchira y es la única que tiene que salir a hacer las compras. Afirma que sufre de hipertensión y por eso su temor a contagiarse es mayor.

“Los adultos mayores que están cuidando niños e incluso adolescentes, llevan sobre ellos una carga emocional nada fácil de soportar, en un país donde la atención a las personas de la tercera edad es casi nula”, afirmó Luis Francisco Cabezas.

La campaña #QuédateEnCasa que se hizo viral rápidamente en redes sociales y televisión, es una de las medidas más efectivas para frenar la propagación del coronavirus. Sin embargo, para los adultos mayores que viven solos es imposible cumplir a cabalidad la medida.

“Las personas de la tercera edad son las más vulnerables a la letalidad del coronavirus y en Venezuela están doblemente expuestos. Primero por el deterioro previo de sus condiciones de vida: pérdida de peso, mala alimentación, sistemas inmunológicos debilitados; segundo porque no existe ningún tipo de alternativa para la atención médica domiciliaria, de tal forma que pueda hacérsele llegar comida y medicinas a sus hogares y atención psicológica”, aseguró Luis Francisco Cabezas.

Un estudio de la organización Convite realizado en los estados Lara, Bolívar y Miranda afirmó que 23% de los adultos mayores vive en situación de soledad y se ven obligados a salir a la calle para poder adquirir alimentos y medicinas.

El mismo estudio aseguró que tres de cada cinco personas mayores se acuestan regularmente sin comer y una de cada diez se acuesta cada noche sin comer, y 77% de las personas mayores no tienen acceso suficiente a alimentos.

Los estragos de la cuarentena

Miriam Mujica de Rangel tiene 60 años, trabaja como empleada de limpieza en varias oficinas en Altamira. El mayor temor para ella es contagiarse con covid-19. Asegura que es su esposo, también mayor el que se encarga de salir a la calle y hacer las compras de alimentos. “Yo no salgo por ningún motivo, pero me aburro mucho en la casa. Estoy acostumbrada a trabajar”.

Elizabeth Rangel tiene 61 años y afirma que el encierro le está afectando. “No me gusta estar sin hacer nada y cada vez que pienso en el coronavirus me duele la cabeza”. Su temor es a que la cuarentena se extienda y no pueda comprar comida ni medicinas. “El problema de la gasolina también me preocupa porque por ahí se puede armar el problema”, dijo.

La socióloga del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello, María Gabriela Ponce aseguró que la cuarentena para los adultos mayores será más prolongada lo que generará en ellos un cambio de hábitos y rutinas.

Ponce afirmó que la cuarentena no se vive igual en todos los hogares. En el caso de los estratos medios y altos llevan la situación con mayor facilidad porque cuentan con mayores recursos.

“En los estratos bajos es más complicado. Hay abuelos cuidando de sus nietos, padeciendo la escasez de medicinas y servicios básicos. La recomendación principal es mantenerse informado cumplir la cuarentena, hay que echar mano de las redes de solidaridad para ayudarnos unos a otros y sobrellevar la pandemia”, enfatizó.

Victoria Tirro, psicogerontóloga ‒rama de la psicología que se centra en las personas mayores- afirmó que los niveles de angustia por la cuarentena se están dando más en los adultos jóvenes y contemporáneos que en los adultos mayores.

“Las personas de edad avanzada sufren y se preocupan más por otras personas que por sí mismos. Los riesgos psíquicos en las personas mayores pueden ser igual o hasta menores que en las personas jóvenes en estos tiempos de cuarentena”, dijo.

Como recomendaciones para los adultos mayores que se encuentran solos en medio de esta cuarentena, Tirro explicó que es necesario que los adultos mayores creen alianzas cercanas con vecinos o allegados que desde la buena voluntad puedan ayudarlos e incorporarlos en actividades que logren recrearlos y sacarlos de la rutina.

Tirro enfatizó que a los adultos mayores no se les debe subestimar y que todo debe ser negociado para no imponerles las cosas. “Tener paciencia, escuchar sus dudas y sugerencias, así sea a distancia es muy importante en estos tiempos de cuarentena”, agregó la psicóloga.

Estrategias económicas para sobrevivir en cuarentena

Uno de los mayores temores desde que se confirmaron los primeros casos de la covid-19 fue el de la comida. Desde el año 2016 la escasez de alimentos hizo mella en la memoria de todos los venezolanos que asociaron inmediatamente la enfermedad con el posible desabastecimiento de comida.

Ante la situación, muchas son las estrategias que han adoptado los venezolanos para rendir los alimentos. Nelson Paredes, un hombre de 78 años aseguró que solo come dos veces al día. “El desayuno me lo como a las 12 del mediodía y luego vuelvo a comer como a las siete de la noche y listo”, dijo.

Francisca Landaeta tiene 73 años, vive con su hija y dos nietas, ella afirma que han dejado de comprar proteínas como la carne y el pollo para comprar más mortadela y huevos porque son más económicos.

Otra estrategia que están implementando es la compra de los alimentos en los mercados chinos, porque según son más económicos que los que venden en supermercados. Eliana Sequera afirma que los chinos venden productos de varios países a buen precio y de calidad. “Es por eso que en Petare siempre hay gente comprando”, aseguró.

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