Venezuela elige este domingo a gobernadores, alcaldes, legisladores estadales y concejales, en un proceso que ha tenido «buena participación» y que marca el regreso del grueso de la oposición a la vía electoral y de las misiones de observación internacional.
Muchos centros de votación en la Gran Caracas tenían filas de electores que esperaban su turno, una imagen distinta a la de los dos procesos electorales anteriores, las presidenciales de 2018 y legislativas de 2020, en las que la oposición se marginó y llamó a la abstención, destacó AFP.
«Vamos a tener una muy buena participación», dijo el presidente del Consejo Nacional Electoral (CNE), Pedro Calzadilla, señalando que la totalidad de las más de 30.000 mesas fueron instaladas, después de «algunos incidentes» solventados.
Estas elecciones, en las que están convocados a las urnas 21 millones de los 30 millones de habitantes, marcan igualmente el retorno de observadores internacionales tras más de una década de ausencia.
Voto «en protesta»
Se eligen 23 gobernadores y 335 alcaldes, así como legisladores regionales y municipales, entre más de 70.000 candidatos. La votación debe extenderse hasta las 6:00 pm siempre y cuando no haya electores en fila. El lapso habitualmente se extiende y los resultados no llegan hasta bien entrada la madrugada.
«Siento que esta vez la gente está decidida a votar», dijo José Rafael Hernández, opositor de 58 años, tras votar en el acomodado barrio de Chacao. «Llamar a la abstención fue lo peor que se pudo hacer», remarcó.
Los comicios pueden servir como nuevo punto de partida tanto para el presidente Nicolás Maduro, que busca el levantamiento de sanciones, como para la oposición, que vuelve a la vía electoral con la mirada puesta en una elección presidencial «transparente» en 2024, aunque el próximo año tiene la opción de un referendo para revocar el mandato del jefe de Estado.
La oposición regresa fracturada, debilitada y sin candidaturas unitarias en la mayoría de las regiones, y expertos coinciden en que el chavismo ganará la mayoría de los cargos.
La oposición se negó a participar en la elección presidencial de 2018, en la que fue reelecto Maduro, y en las legislativas de 2020, en las que el oficialismo recuperó el Parlamento.
Ambos procesos tuvieron amplio rechazo internacional, liderado por Estados Unidos y la Unión Europea (UE).
«Me gustaría que todos votáramos, así sea como una manera de protesta», señaló por su parte Daniel Rey, un médico de 25 años, en San Cristóbal, Táchira. «Es la mejor manera de demostrar que queremos un cambio para el beneficio de un país».
«Respeto«
La UE -que acompaña las votaciones con 130 observadores ya desplegados en el país- no trabajaba en una elección en Venezuela desde hacía 15 años, pues las autoridades venezolanas optaron por «misiones de acompañamiento» de países y organizaciones cercanas al chavismo.
Para esta elección se instalaron igualmente paneles de expertos de Naciones Unidas y el Centro Carter.
«Todo transcurre tranquilamente», dijo a periodistas la jefa de la misión de la UE, Isabel Santos, durante su visita a un centro electoral en una zona popular de la capital.
La UE tiene previsto presentar un informe preliminar el martes. Maduro ha advertido que el bloque no puede «dar veredicto» sobre los resultados.
«No digo nada sobre esas cosas, respeto todas las autoridades venezolanas», respondió Santos al respecto.
El regreso de la UE es, según analistas, una de las concesiones hechas por Maduro en su cruzada por lograr el levantamiento de sanciones, que incluyen un embargo petrolero de Estados Unidos. Lo mismo, al impulsar una nueva directiva del organismo electoral con presencia de la oposición, aunque aún dominada por el chavismo.
Con información de AFP