Nacional

Dificultades que atraviesan camioneros duplican precios en el mercado porteño

7 de junio de 2021

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Normalmente un viaje de más de 12 horas de carretera implica un gasto en alimentación y, en algunos casos, la cancelación de peaje cuando se lleva una carga pesada.

Sin embargo, para camioneros que desde la región andina suelen trasladar verduras y hortalizas, especialmente, para los vendedores del mercado municipal de Puerto La cruz, el desembolso es mucho mayor debido a ciertas dificultades que deben enfrentar para culminar con éxito el trayecto.

Y es que, de acuerdo con lo expuesto por transportistas consultados, los pagos irregulares para abastecer los camiones de diésel y para atravesar las alcabalas instaladas a lo largo de más de 600 kilómetros de distancia, supuestamente, influyen también en el encarecimiento de los rubros, lo cual afecta en mayor medida al último eslabón de la cadena de comercialización: el consumidor final.

“Un camión agarra entre 500 o 600 litros de gasoil y hay que pagar un promedio de $120 para llenar el tanque para venir, porque normalmente colocan 100 litros que no alcanzan para nada. Aparte, que uno tiene que recargar, mínimo, dos veces para hacer el viaje ida y vuelta”, relató Luis González, quien viaja con frecuencia desde el estado Táchira.

Por otro lado, los camioneros señalaron que en algunas alcabalas deben dejar mercancía, y hasta dinero, para que les sellen la guía de traslado, sin perder mucho tiempo.


4 dólares
es lo que, al parecer, deben cancelar los camioneros para poder ingresar al estacionamiento del mercado municipal de Puerto La Cruz, a fin de comercializar su mercancía. Así lo dieron a conocer algunas de las personas entrevistadas por el equipo de El Tiempo. Mencionaron que si el vehículo permanece dos días, el monto se reduce a $2, pero para el tercer día, de estar allí, el chofer tiene que pagar nuevamente $4.


“Hay que bajarse de la mula, porque, si no, lo embroman a uno como dos horas. Te hacen quitar el encerado, destapar y bajar la mercancía para ver qué llevamos”, expresó González.

Varios camioneros manifestaron que pagan a funcionarios para permanecer en áreas públicas

Mientras que al llegar al municipio Sotillo tampoco estarían a salvo, comentaron varios de ellos. Al parecer, la mayoría debe cancelar, de manera irregular a funcionarios policiales, para permanecer por unas horas en las adyacencias del establecimiento de expendio.

Directiva

El presidente de la Asociación de Trabajadores del Mercado Municipal de Puerto La Cruz (Asotram), Luis Villarroel, manifestó que han recibido este tipo de denuncias y se las ha planteado a las autoridades, pero “como siempre, todo se queda en el aire. Eso lo que hace es encarecer más el alimento y quien paga eso es el pueblo. Hay que ponerle mucho ojo, porque está afectando fuertemente la situación económica que vivimos”.

Sin embargo, Villarroel dejó claro que la competencia de la Asotram es manejar la parte interna del recinto. Aseveró que la gran mayoría de los camioneros se encuentran en las áreas externas debido al crecimiento de la cantidad de vendedores en las calles, lo cual escapa igual de sus manos, aunque esto ocasione una merma en las ventas de los adjudicatarios.

“A raíz del crecimiento de la población de vendedores adentro del centro de expendio, los estacionamientos del mercado se han quedado pequeños. Tenemos la misma situación que ocurrió en el espacio que está por la calle Venezuela, donde la alcaldesa (Herminia García Ron) colocó a algunas personas allí, en esa oportunidad, por solo tres meses, y ya van dos años y pico”, recordó.

Explicó que del aparcadero que está entre la calle Dividive y Junín, que generalmente era la zona reservada para los camiones, resulta que ahora, además del auge de vendedores que existe allí, se han apoderado la casi totalidad de los transportistas que han ejercido su actividad en ese lugar a lo largo de los años.

“A veces, en los espacios que quedan desocupados entran los que normalmente hacen vida ahí, porque a la mayoría de los camioneros les interesa quedarse en la calle. Ellos dicen que tienen mayor venta”.

Para la comerciante Carolina García, quien expende verduras y hortalizas al detal dentro del mercado porteño, “existe una cadena donde hasta los carretilleros son extorsionados”.

Recordó que los lunes y martes cierran el establecimiento para desinfectar, pero que las autoridades locales no prestan atención a lo que deben. “Eso quiere decir que sólo en el mercado hay Covid y afuera no. Ellos lo que tienen es un negocio comprando y vendiendo dólares, afuera tienen un montón de ferias de hortalizas. A eso es lo que realmente deben prestarle atención”, enfatizó con tono de molestia.

Proyectos

Por otro lado, Villarroel manifestó que existe un área en el paseo Miranda, cerca de la calle Esperanza, que en una oportunidad fue otorgado por el exalcalde Nelson Moreno, para los camioneros, pero posteriormente, su sucesor Stalin Fuentes, al parecer, les entregó la concesión a unas familias que son las que actualmente administran los vehículos de cargas que allí ingresan.

El estacionamiento interno del mercado está colapsado

“Nosotros también presentamos varios proyectos en la alcaldía y a nivel nacional para crear, por ejemplo, depósitos en el área interna, en la de camiones, con el fin de que los camioneros entraran, descargaran, salieran y regresaran a su lugar de origen, porque ahí lo que se harían serían ventas al mayor, pero eso fue engavetado hace más de dos años”.

Villarroel añadió que, además, se entregó un plan para construir un estacionamiento de dos niveles en la calle Venezuela, donde el ayuntamiento concentró vendedores, con el objetivo de que sirviera para ambas funciones, pero tampoco fue tomado en cuenta.

“La realidad es que estamos colapsados. El mercado se quedó pequeño para la gran cantidad de vendedores y camiones que están llegando y eso nos complica la situación de convivencia, porque muchas personas van a buscar las maneras de subsistir bajo está situación de bloqueo económico que estamos viviendo ahorita. Pero lo importante es que tratamos de mantener el mercado abierto, bajo ciertas supervisiones de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), porque trabajamos en conjunto”, resaltó el presidente de Asotram.

“LOS POLICÍAS SON LOS PROPIOS MATRAQUEROS”

Desde que entra a Barcelona, el camionero Alcides Velásquez (así decidió llamarse), aseguró que empieza a repartir mercancía en las alcabalas para poder llegar a su destino: el mercado municipal de Puerto La Cruz.

“Eso sucede, normalmente, cuando no traemos la guía de traslado que otorga el Instituto Nacional de Sanidad Agrícola Integral (Insai) debido a que no nos da tiempo de sacarla porque salimos tarde del monte y encontramos la oficina cerrada”, expresó.

“De 3.500 kg de lechosa, debes dejar 300 kg en la vía. Luego se pagan aquí $4 de estacionamiento”

Alcides Velásquez
Camionero

Velásquez contó que regularmente colaboran con algo, luego de los chequeos que deben realizar para verificar que no hay traslado de algo irregular. “Pero los policías son los propios matraqueros. Esos te piden, si es posible, hasta la partida de nacimiento y nos quieren amedrentar diciendo que van a llevar la carga para fiscalía”, relató el transportista, quien viaja desde Los Cardones, estado Monagas.

Si traes lechosa, por ejemplo, debes dejar un promedio de dos por funcionario, en cada punto de control.

“Mientras que la inseguridad se puede apoderar de nosotros en la carretera. Quienes nos colaboran más son los guardias, pero los que nos matraquean, no nos prestan apoyo. Todo esto eleva los costos al final”.

“SI NOS PONEMOS A SACAR CUENTAS, NO TRABAJAMOS”

José Castillo es el nombre ficticio que usó para declarar por temor a represalias. El transportista viaja todas las semanas desde Timotes, estado Mérida, para traer verduras y hortalizas al mercado municipal de Puerto La Cruz. Aseguró que cumplir su oficio no es fácil.

“Primero, nos tenemos que llevar 20 litros de gasolina caleta para colocar a tres motos con barandas amarradas que tenemos allá, a fin de recoger la mercancía porque no hay gasolina, no hay carro. Pasamos un trabajo demasiado bravo”, aseguró.

“Toda la vida nos hemos tenido que parar afuera, porque adentro no nos dejan. En las adyacencias es peor”

José Castillo
Camionero

Luego, señaló que en “todas” las alcabalas que les toca atravesar deben dejar productos, para que les sellen la guía de viaje y no pasar tanto tiempo de espera. Son unas 200, aproximadamente.

Echar diésel es otra dificultad. “El camión lleva 400 litros y normalmente ellos quieren colocar 100 y tienes que estar dos o tres días en cola para eso. Para poner el tanque full debes pagar dólares. Te quitan $20 o $30 para entrar a la bomba y la misma cantidad cuando estás en el surtidor. Si nos ponemos a sacar cuentas, no trabajamos”, expresó.

Por último, Castillo se quejó de los uniformados policiales, quienes “se creen dueños de la carretera”, cuando observan a los camioneros en los alrededores del mercado municipal, realizando las descargas.

“Hay como 20 policías y todos quieren dinero o mercancía”, resaltó.

“SE NOS VAN CASI 24 HORAS EN VIAJE POR LOS ATRASOS”

Pedro José Torres aseguró que cuando tienen todos los papeles en reglas, los funcionarios policiales no se ponen “necios” para negociar en los diferentes puntos de control que debe atravesar, para trasladarse, desde el pueblo turístico La Puerta, en el estado Trujillo.

“Pagas solo los peajes, que es algo normal. Lo único es que desde El Guapo (Miranda) para acá, en todas las alcabalas te bajan la carga para el piso. Saben que uno trae hortalizas y piensan que uno trae otras cosas raras”, expresó el comerciante.

“No me ha pasado que tenga que pagarle a alguien, pero de hacerlo, claro que subiría los precios”

Carlos José Torres
Camionero

Entre soltar, bajar la mercancía y volver a subirla, mencionó que se pierden más de dos horas, lo que alarga el tiempo del viaje.

“Normalmente, entre Trujillo y Puerto La Cruz son 18 horas y se nos van casi 24 horas en el viaje por los atrasos. Me toca llegar acá a las 10:00 pm u 11:00 pm por el tiempo que uno pierde”, reiteró Torres.

Para el camionero, los funcionarios deberían tener, en los puntos de control, perros entrenados para que rastreen los camiones, en caso de chequear que no se transite con sustancias estupefacientes, que es uno de los principales objetivos en estos procedimientos de seguridad que son aplicados en las carreteras, y de esta forma actuar con rapidez.

“UNO SALE CON UN PRECIO Y LLEGA CON TODO MÁS CARO”

Desde hace más de cinco años, Carlos Guzmán viaja proveniente de Mesa de Los Morenos, en Trujillo, para surtir a los comerciantes del mercado porteño.

A diferencia de algunos de sus compañeros, quienes mencionaron que deben dar mercancía a funcionarios de las alcabalas, a él, de acuerdo con su testimonio, le piden más que todo dinero.

“De 26 alcabalas, como en 15, cuando hay policías nacionales, ponen más de un pero para sellar la guía para continuar el camino. Si uno no da el billete, no nos dejan ir, te dicen que hay que bajar la carga y esas son como dos horas perdidas”.

“Cuando uno llega aquí tiene que reexplotar a la gente y no es porque uno quiera. Con todo y eso se pierde”

Carlos Guzmán
Camionero

Según Guzmán, el monto exigido puede partir de $5.

“Se ponen a inventarle cosas a uno para atrasarle el viaje. Cuando uno tiene garrafas de gasoil es peor. A veces llevamos esa reserva para poder trabajar y no quedarnos varados, entonces hay unos que te piden $1.500 para dejarte ir, porque eso es un delito. A la hora del té, uno les da, mínimo, $100 o toca botar el gasoil para que te dejen ir porque aquí en Anzoátegui te meten preso y te quitan los teléfonos”, expresó.

Después, estacionarse de 4:00 am a 9:00 am en el paseo Miranda a vender al mayor y al detal la mercancía también les genera otro desembolso. “Los policías piden $5, $6, $10 y aparte llegan para que les llenen una bolsita. Uno sale con un precio y llega acá con todo más caro por lo que dejamos”.

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