Casta y raza aurinegra para abrir cuadrangular con un triunfo dorado
3 de mayo de 2025
Toda la ceremonia de secular tradición solo concluye hasta que “salga humo blanco” que anuncia la elección oficial del nuevo pontífice, sucesor de Francisco
Humberto Contreras
El próximo miércoles 7 de mayo, a las 10 de la mañana hora de Roma (4 am hora de Venezuela), se instalará oficialmente en la Capilla Sixtina del Vaticano el Cónclave que elegirá al próximo jefe de la Iglesia Católica, el número 267 en la historia de los sucesores de Pedro, y el cual se desarrollará hasta que sea elegido y proclamado el nuevo pontífice. La iglesia permanecerá cerrada al público durante todos esos días, hasta la elección.
La información divulgada por la web del Vaticano, vaticannews.va. resalta oficialmente, para conocimiento del público, las normas que rigen al inicio del Cónclave, las cuales están establecidas en la constitución apostólica de Juan Pablo II “Universi Dominici Gregis”, que fue actualizada por Benedicto XVI con el Motu Propio del 11 de junio de 2007, y más recientemente, el 22 de febrero de 2013. Para efectos del lector, la palabra cónclave viene del latin “cum clave”, que significa cerrado, o con llave.
Según la Constitución, el Cónclave debe comenzar entre los días 15 y 20 luego de la muerte del Papa, después de los Novendiali, los nueve días de celebraciones en sufragio por el alma del Pontífice difunto, señala el texto. Más concretamente, desde el momento en que la Sede Apostólica queda legítimamente vacante, los cardenales electores presentes deben esperar quince días completos por los ausentes, hasta un máximo de veinte días, si hay razones graves.
El Motu Proprio Normas nonnullas también deja al Colegio Cardenalicio la facultad de adelantar el inicio del Cónclave si se comprueba que están presentes todos los electores, quienes tendrán alojamiento en la Casa Santa Marta, la Domus Vaticana donde Francisco había decidido vivir, renunciando al apartamento papal.
Apertura y procesión hacia la Capilla Sixtina
El miércoles 7 de mayo por la mañana, todos concelebrarán la solemne Misa “pro eligendo Pontifice”, celebración Eucarística presidida por el Decano del Colegio Cardenalicio, quien invitará a sus hermanos a dirigirse por la tarde a la Capilla Sixtina.
Desde allí, la procesión con traje coral se dirige a la Capilla Sixtina, en cuyo interior los cardenales cantarán el himno “Veni, Creator Spiritus” y prestarán juramento.
La Capilla Sixtina estará acondicionada con bancos para el recuento de votos y un horno donde se quemarán las papeletas. Para elegir al Papa será necesaria una mayoría cualificada de dos tercios.
Para ello, se hará una primera votación el primer día de la reunión, aparentemente muy informal, pero válida en caso de que uno de los postulados obtenga los dos tercios de votos. A partir del día siguiente se efectúan cuatro intentos cada día, dos en la mañana y dos en la tarde. Si en tres días no se ha alcanzado el consenso de dos tercios para elegir, se hace una pausa de reflexión, y luego se reanudan las votaciones hasta que surja el nuevo papa.
Todo esto bajo el juicio último del Espíritu Santo, según la tradición católica. Y para el mundo exterior, la espera se traduce cada día en una señal simple pero poderosa: la humareda de una chimenea. Si no hay elegido, las papeletas se queman y brota el humo negro. Si hay decisión, para quemar las papeletas se rocían con un producto químico que produce el humo blanco.
¿Hasta cuánto?
Después de 33 ó 34 intentos, si no hay resultado, se hará una segunda vuelta directa y obligatoria, pero solo entre los dos cardenales que hayan obtenido mayor número de votos en la última votación. También en este caso será necesario que el ganador logre la mayoría de dos tercios. Los dos cardenales que quedan en pugna no podrán participar en la votación. Si los votos para un candidato alcanzan los dos tercios de los votantes, la elección del Pontífice es canónicamente válida.
En este momento el último del orden de Cardenales Diáconos llama al Maestro de las Celebraciones Litúrgicas y al Secretario del Colegio Cardenalicio. Al elegido se le preguntará: “¿Acceptasne electionem de te canonice factam in Summum Pontificem?” (¿Acepta usted su elección canónica como Sumo Pontífice?) y ante una respuesta afirmativa, añade: “¿Quo nomine vis vocari?” (¿Cómo quieres que te llamen?).
A esta pregunta debe responder con el nombre que adoptará. Luego de la aceptación, se queman las papeletas, logrando que desde la Plaza de San Pedro se pueda ver el clásico humo blanco.
Al final del Cónclave, el nuevo Pontífice se retira a la “Sala de las Lágrimas”, es decir, la sacristía de la Capilla Sixtina, donde revestirá por primera vez los ornamentos papales, los cuales han sido preparados en tres tallas, con los que se presentará a la multitud de fieles en la Plaza de San Pedro, atraídos por la fumata blanca por el humo que anuncia la elección.
Después de la oración por el nuevo Pontífice y del homenaje de los cardenales, se entona el Te Deum que marca el final del Cónclave. Luego el anuncio de la elección, el Habemus papam, y la aparición del nuevo Papa, precedido de la cruz procesional, que impartirá la solemne bendición Urbi et Orbi.
El cónclave reunirá a 117 cardenales electores menores de 80 años, provenientes de 71 países, según ha confirmado la Oficina de Prensa del Vaticano.
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