La diáspora ha reducido considerablemente el personal en los establecimientos comerciales, muestra de esto son los 3.079.245 de personas –según el Instituto Nacional de Estadística (INE), que han abandonado sus puestos de trabajos para buscar mejores oportunidades en otros países.
Sin rubros y sin talentos, comerciantes ya no dicen “a la orden” sino “se busca”. La cifra de personas que han emigrado podría ser equivalente a la cantidad de puestos ocupados en el año 2015 en el sector comercial.
Hablar de Venezuela es pensar en crisis política, social y económica. En escasez de medicinas, alimentos y también de manos calificadas. Hasta salir de compras implica pensar en si se conseguirá o no el rubro que se necesita, si el abasto que tenía ese insumo mantendrá su santamaría arriba o si habrá cerrado y es que las calamidades que azotan al territorio nacional han despojado al país de su talento humano.
Los comerciantes ya no dicen “a la orden” sino “se busca”. Desde adentro, los espacios en blanco dejados por la estampida de venezolanos que han decidido huir de las políticas del gobierno de Maduro se palpa. Las zapaterías son atendidas por dos o, cuando mucho, tres personas; ya no está el que atendía “el kiosco de la esquina”, “no se encuentra manicurista” y “las ventas son precarias”, reseñó Tal Cual.
Thamaira Carreño es encargada de la peluquería “Ganessa”, y también lava el cabello de los clientes para llevarse a su bolsillo un poco más de lo que le cae en la cuenta cada quince y último del mes. Cuenta que desde hace más de un año está en la búsqueda de manicurista “y cada vez que piensa que llega al local la persona correcta la propuesta queda en el aire porque el individuo planea irse del país”.
El director ejecutivo de la Cámara de Comercio de Caracas, Víctor Maldonado, afirma que la migración ha causado una agresiva rotación del talento humano que se desempeña en el sector. Y cuando alguien se va, no siempre hay con quién llenar la vacante.
Carreño insiste en que la realidad de “Ganessa” se replica en todo el país. Y Maldonado confirma que así como escasean los actuarios y los ingenieros, el territorio también comienza a carecer del pequeño y mediano comerciante y este escenario da un zarpazo a la calidad de atención y servicio de los comercios. “Las empresas no pueden funcionar bien si no cuentan con talentos”.
Ante el flujo excesivo de personas que salen diariamente de la nación el sector de la peluquería y barbería se ha visto afectado. La encargada afirma que demoró cinco meses en conseguir un experto de los cortes de cabello, debido a que quienes hoy se forman para ejercer el oficio tienen entre ceja y ceja establecerse en otras tierras.
El director ejecutivo de la Cámara de Comercio de Caracas, Víctor Maldonado, afirma que la migración ha causado una agresiva rotación del talento humano que se desempeña en el sector. Y cuando alguien se va, no siempre hay con quién llenar la vacante.
Carreño insiste en que la realidad de “Ganessa” se replica en todo el país. Y Maldonado confirma que así como escasean los actuarios y los ingenieros, el territorio también comienza a carecer del pequeño y mediano comerciante y este escenario da un zarpazo a la calidad de atención y servicio de los comercios. “Las empresas no pueden funcionar bien si no cuentan con talentos”.
Siguiendo con el caso de la peluquería “Ganessa”, semanalmente quienes hacen vida laboral allí deben cancelar el costo “de la silla”. El dinero es utilizado para pagar los servicios de la peluquería, pagar a Thamaira por su trabajo; quien también hace la limpieza del local y la ganancia que obtienen los dueños. No tener los puestos completos acarrea una entrada de dinero recortada y como consecuencia la ganancia para los dueños o el fondo que “debería” resguardarse para “imprevistos” se diluye más rápido ante la hiperinflación que azota al país.
Maldonado opina que “cuando se deteriora el mercado de trabajo no es posible atender a una lógica de oferta y demanda donde el salario sea un marcador de la competencia”. Quienes se han ido, han dejado espacios en blanco irrecuperables en algunos casos. Se ha inducido un proceso de descapitalización del empresario y por ende del propio país que para el especialista resulta siniestro ver con ligereza.
Los que se quedan hoy en Venezuela, pese a los vejámenes de un sistema que maneja los recursos del Estado desde hace casi 20 años, son considerados unos titanes por el simple hecho de mantenerse en un territorio donde, a juicio de Maldonado, el Gobierno establece medidas con la finalidad de “destruir al país, a la empresa privada, al mercado y sobre esa destrucción construir una sociedad totalitaria”.
Jesús Méndez, dueño de “Comercial Mendez Masaro”, se muestra optimista ante la situación que atraviesa el país. Sin embargo, reconoció que las ventas de su local, que expende alimentos populares desde hace una década, han bajado. Asegura que mantuvo la misma cantidad de trabajadores durante todo 2018, pero con ingresos que languidecen, se complica el pago de salarios y el mantenimiento de la nómina.
Motor con fuga
El primer vicepresidente del Consejo Nacional del Comercio y los Servicios (Consecomercio), Vito Vinceslao, recuerda que anteriormente en los negocios se delegaban responsabilidades. Explicó que hasta hace poco en los locales y abastecimientos existía la figura del gerente y el encargado, pero ahora los puestos del organigrama se combinan pues no hay tanta gente.
El también abogado resalta que la fuga de talentos del país ha ocasionado que los comerciantes que deciden permanecer en Venezuela con la santamaría arriba hagan de todo un poco, es decir, manejen la administración y las finanzas del local, estén frente al mostrador y desmonten la mercancía de los camiones de carga.
Estimaciones de las agencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) revelan que en los últimos tres años salieron de Venezuela al menos 2,3 millones de personas, es decir un 7,2% de los 31,8 millones de habitantes. Esta información fue difundida por Stephane Dujarric, portavoz de la Secretaría General del Foro Mundial.
Para Vito Vinceslao, el alto costo de la vida está dejando a Venezuela “sin gente trabajadora” y mientras otras naciones del mundo “crecen con nuestras manos” quienes deciden permanecer en el país son víctimas de la involución por más de 40 años propiciada por el gobierno de Maduro.
“Nuestro talento humano hoy día está siendo utilizado en otros países”, lamenta. Al mismo tiempo, destaca que los pequeños comerciantes son los más afectados por la emigración pues su músculo financiero no siempre puede soportar las “embestidas del Gobierno hacia el empresario privado”. Vinceslao explica que el gran comerciante puede aguantar un poco más “hasta poder tener un cambio en el país”.
Milagros Piñate es encargada de una ferretería en Bellas Artes. Es un negocio familiar, cuyos propietarios son sus padres, ella asumió las labores administrativas y, hasta mediados de 2018, su prima era la vendedora. Pero ella se fue, por lo que Milagros es quien vende, procesa facturas, está pendiente de las finanzas del local y en ocasiones ayuda a los demás trabajadores a descargar mercancía. Pero atestigua que no solo se han ido quienes reciben a clientes, sino también proveedores. Lo disponible para vender, por tanto, es menos que antes.
Los locales populares no se salvan. En los pasillos del Mercado Municipal de Maiquetía, en el estado Vargas, es frecuente escuchar que alguien se fue o se irá del país, que el proveedor de mercancía no es el mismo, que las ventas en ocasiones no alcanzan para cubrir los costos o que hay menos consumidores. La diáspora ha desarmado a la muchedumbre que acostumbraba visitar el lugar.
El mercado predilecto del litoral central venezolano, agrupa vendedores de frutas y hortalizas, carne, pollo y charcutería, embutidos, productos de limpieza y ropa para damas, caballeros y niños. Justo al terminar una de las arterias del Mercado trabaja Fanny Alvarado, buhonera desde hace más de 20 años, oficio con el que se ha mantenido como cabeza de familia y ha logrado que los suyos “salgan adelante”.
Pero ahora asegura que tiene que hacer maromas para exponer ropa de calidad. Y es que sus proveedores de mayor confianza han decidido recoger su maleta y marcharse del país. En este sentido, afirma que su puesto no es la cuarta parte de lo que era antes debido a que mientras “me llevaba mercancía a la casa porque aquí no cabía” ahora lo que llega debe “acomodarlo para que haga bulto”.
Mejor me voy
La crisis política, social y económica asentada en Venezuela ha obligado a los peritos de diferentes disciplinas y materias a disgregarse en el mundo. La diáspora ha despojado a Venezuela de gran parte de la mano de obra calificada, asegura la presidenta de Consecomercio, María Carolina Uzcátegui.
A su juicio, la gente con mayor capacidad es la que más ha migrado. En este sentido, sostiene que el fenómeno ha afectado el funcionamiento del sector comercial debido a que en la mayoría de los casos los postulados para ocupar las vacantes que quedan abiertas por la diáspora no tienen la misma formación de los que se despiden diariamente en los diferentes terminales aéreos y terrestres de la nación.
La representante gremial aseguró que en la actualidad es difícil encontrar un profesional universitario con alto desempeño, buena preparación y experiencia; pero que también resulta cuesta arriba hallar a un ciudadano de oficio y de conocimientos empíricos que pueda hacer un buen trabajo. La situación venezolana ha ahuyentado al talento joven de Venezuela y esto ha dejado sin pulmón a muchas empresas conformadas por el talento emergente, advirtió Uzcátegui.
La Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi 2019) precisa que “casi la mitad de los emigrantes reportados ha alcanzado la enseñanza universitaria”. No obstante, el estudio señala que “también parece diversificarse en este último tiempo, a juzgar por casi un tercio de población emigrante que solo alcanzó el bachillerato o no lo completó”.
Según Encovi, en la migración de venezolanos el sexo masculino lidera los números con un 50,7% sobre un 49,3% de mujeres. La encuesta precisa que 88% de las personas que salen del país están en el rango de edades de 15 a 59 años.
Uzcátegui considera que la situación que atraviesa el sector del comercio es “cuesta arriba” y advierte que si no hay un golpe de timón que propicie un cambio de Gobierno y recupere la confianza de quienes partieron del país será complicado que el sector se recupere.
La cifra de personas que se han marchado de Venezuela podría ser equivalente a la cantidad de puestos que fueron ocupados en el año 2015 en el sector comercial, al menos en restaurantes y hoteles. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), para ese año se contabilizaban 3.079.245 personas en esa fuerza económica del país y, según organizaciones internacionales, entre 3,5 y cuatro millones de personas han recogido sus maletas y se han marchado desde entonces.
Vía Tal Cual