Las fallas eléctricas trajeron consigo el incremento de la escasez de agua. Las denuncias por la falta del servicio se expandió por todo el país, incluso afectaron la gran Caracas, zona que se consideraba como «la burbuja» de la nación, por sufrir en menor escala los embates de la debacle
Uno de los deseos que cobra más fuerza entre la ciudadanía para este 2020 es que el agua potable y el gas no falte, pues ambos servicios básicos brillaron por su ausencia en los hogares venezolanos durante 2019. Cargar agua se convirtió en parte de la cotidianidad, así como también las protestas para surtirse de gas debido a que contar con una bombona llena pasó a ser casi en un hecho fortuito. Publicación de diario Tal Cual.
Unas 104 protestas para rechazar la falta de los servicios básicos marcaron el primer mes del año, 69 de ellas fueron por falta de agua y 15 por gas, de acuerdo con el conteo realizado por el Observatorio Venezolano de Servicios Públicos. La escasez de ambos servicios se incrementó y cada vez llegó a más comunidades del país y con ello también se elevó el número de manifestaciones en todo el territorio nacional.
La respuesta que el primer mandatario, Nicolás Maduro, mantuvo por la falla en el suministro de estos servicios públicos fue que hubo saboteo y que la oposición venezolana junto al gobierno de los Estados Unidos orquestaron un ataque terrorista, refiriéndose a los apagones a gran escala que se produjeron en el país entre marzo y abril, y que supuestamente también tenían como objetivo «quitarle el agua al pueblo y llevarlo a una situación extrema».
Con respecto a la falta de agua, Maduro este año ofreció dar tanques a través del «plan tanque azul», sin asomar cuándo podría ser resuelto la causa del problema: la mejora en la distribución de agua. Por el contrario, invitó a las comunidades a «almacenar, acumular y ahorrar agua como se pueda».
En 2019, la compra del gas doméstico a través del mercado negro y con divisas se hizo recurrente, así como la búsqueda de leña para poder cocinar los alimentos. Ante esto, y en un intento por paliar el colapso de los servicios básicos, el Gobierno recicló una medida para disminuir las irregularidades en el suministro del gas en las comunidades: la intervención de la administración y distribución del gas.
Tanques sin agua
Las fallas eléctricas trajeron consigo el incremento de la escasez de agua. Las denuncias por la falta del servicio se expandió por todo el país, incluso afectaron la gran Caracas, zona que se consideraba como «una burbuja» por sufrir en menor escala los embates de la debacle.
Desde el primer apagón nacional ocurrido el 7 de marzo de 2019, y que sobrepasó las 90 horas, se complicó el suministro del líquido en las comunidades, razón por la cual muchos afectados recurrieron a riachuelos, cuyas aguas muchas veces no son aptas para el consumo. Por ejemplo, en las caídas de agua que se encuentran en los márgenes del río Guaire, en Caracas.
La falla eléctrica dejó al menos 20 millones de venezolanos sin agua potable, así lo dijo a medios de comunicación el exdirector de Hidrocapital, Norberto Bausson, quien tras el apagón de marzo indicó que el organismo carecía de capacidad operativa para cubrir la demanda de agua.
A su juicio, «lo que pasó deja al desnudo cómo está la situación en general. Los parques de sistemas alternos también fueron destruidos».
Lo mismo opinó José María de Viana, expresidente de Hidrocapital. En entrevista a Prodavinci, explicó que la distribución del servicio de agua a todo el país consume aproximadamente 10% de la electricidad que se produce a nivel nacional, por lo que la contingencia eléctrica impidió que la ciudadanía accediera al servicio.
El agua también faltó en los hospitales del país. Luego del segundo apagón nacional del 25 de marzo, el ministro de Salud Carlos Alvarado, reconoció la complicación, sobre todo en el interior del país.
En abril, el Observatorio Venezolano de los Servicios Públicos (OVSP) presentó hallazgos sobre el estado de los servicios en el país. En el estudio, realizado por medios de encuestas a 5.200 habitantes de las principales ciudades, devela que del estado de todos los servicios el peor evaluado fue el agua potable, con 70% de valoración negativa.
La investigación presentada por el director de la ONG, Julio Cubas, señala que solo 22% de los encuestados aseguraron para ese entonces que recibían agua potable de forma recurrente en sus hogares, mientras que otro 23% denunció la aparición de enfermedades por la baja calidad en el agua.
Para dar respuesta a la contingencia la idea del Gobierno fue activar el «plan tanque azul», iniciativa con la que se entregarían tanques a las comunidades, hospitales, centros de diagnóstico integral y salas de rehabilitación integral. Por supuesto, surgió la duda entre los habitantes de cómo llenar los recipientes si el líquido potable dejó de llegar en los hogares venezolanos.
Al respecto, lo que deducen expertos es que regularizar el servicio de agua potable en el país, siempre y cuando se tomen las medidas técnicas y de inversión necesaria, tardará unos 10 años.
¿Cuándo llega el gas?
Al cierre del primer semestre del 2019, el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS) contabilizó 613 protestas en el país por falta de gas, mientras que en ese mismo período el Observatorio Venezolanos de los Servicios Públicos registró de qué forma la escasez incidió en el estilo de vida de las familias del país: cocinar a leña, pagar las bombonas de gas con divisas e invertir mucho tiempo en largas colas o en paradas esperando la llegada de algún camión para surtirse del servicio.
Por orden del Ejecutivo, las gobernaciones del país asumieron la distribución del gas, en los estados en los que las autoridades son opositores, los encargados de realizar la gestión, según el mandato, serían los protectores de cada entidad designado por la Asamblea Constituyente (ANC).
La orden implicó que los Comités Locales de Abastecimiento Popular (CLAP) de cada comunidad se convirtieran en los encargados de recibir el dinero y transferencias de los habitantes para poder coordinar la llegada de los camiones, lo que significó más retrasos en la llegada del gas doméstico en los hogares, debido a que al menos en el mes de agosto aún el cambio no había sido implementado en todas las comunidades de las nación.
Otro de los acontecimiento que agudizó el suministro de gas doméstico en algunas zonas del país fue la explosión de la planta de llenado de gas «Jefa Apacuana», ubicada en Ocumare del Tuy, estado Miranda, a mediados del mes de agosto. El incidente en el que 12.677 bombonas de gas y 31 camiones fueron arrasados fue, según el Gobierno, parte de un nuevo sabotaje orquestado por la oposición venezolana.
El Gobierno aseguró que resolvería las consecuencias que se derivarían tras la explosión de la planta, entre ellas: la afectación de la capacidad logística del sistema de distribución de gas doméstico, en la zona, por lo que se intentaría duplicar la actividad de una planta adyacente para dar atención a las comunidades que se verían directamente afectadas.
No obstante, en entrevista a TalCual el secretario general del Sindicato de Trabajadores Petroleros y Gasíferos, Iván Freites, desestimó esos plantes de contingencias y los que hasta ahora han sido prometidos por el Ejecutivo pues afirma que «la industria gasífera del país está acabada desde hace mucho tiempo».
Freites desestimó el intento del Estado de intervenir la distribución de gas doméstico porque «fue el mismo gobierno el que quebró la industria gasífera del país”.
Lo expuesto por el sindicaliata es contrastado por el Ovsp a través de las encuestas que ha realizado este año para valorar el comportamiento de los servicios públicos. En su último estudio correspondiente al mes de septiembre, la ONG develó que del total de la data entrevistada 44,6% aseguró no recibir servicio de gas, 11,6% dijo que el servicio casi nunca llega a sus comunidades, 10% señaló que llega una vez cada mes. Mientras que 26% precisó que puede surtirse una o dos veces cada 30 días.
Es por esta razón que en la nación las protestas por gas no cesaron y por el contrario el 2019 cerró con la incertidumbre de si poder cocinar las cenas de navidad y fin de año, al menos en equipos a gas pues la llegada de la bombona nunca estuvo garantizada.
Caso: Rufo Chacón
Detalle imposible de olvidar es que en medio de esa oleada de protestas en reclamo por el gas, un incidente conmocionó a la opinión pública nacional e internacional, cuando el 2 de julio el adolescente Rufo Chacón fue herido con perdigones por efectivos -policías nacionales- mientras manifestaba en una carretera a las afueras de Táriba, estado Táchira, lo que produjo la pérdida de sus dos ojos.