La apatía dominaba este domingo la elección de alcaldes en Venezuela, con centros de votación semivacíos, lo que alentaba la posibilidad de un triunfo para el presidente Nicolás Maduro.
Sin ambiente electoral, las filas cortas eran el común denominador en colegios de Caracas y ciudades como San Cristóbal (oeste), donde en cambio se mantenían las habituales colas de vehículos para cargar gasolina.
El puesto donde sufraga Maduro, en el sector popular capitalino de Catia, también lucía desierto, comprobó un equipo de la AFP.
“No votar es un error, en vez de ir para adelante, vamos para atrás como los cangrejos”, dijo a la AFP Carmen León, de 78 años, tras votar en Chacao, bastión opositor.
Con la ausencia de los principales partidos opositores y la crisis económica golpeando cada vez más fuerte, es el último test electoral para Maduro antes de las presidenciales de 2018, en las que optará a la reelección.
“Hoy todos tenemos el deber sagrado de expresarnos a través del voto”, escribió el mandatario en Twitter.
Pese a la baja afluencia, el jefe de campaña del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Jorge Rodríguez, aseguró que “vamos bien”, mientras el ministro de Defensa, Vladimir Padrino, reportó “completa normalidad”.
Rostro del desánimo, Víctor Torres, conductor en la ciudad de Maracaibo (noroeste), cree que votando no resuelve su mayor problema: la hiperinflación, con precios escalando 2.000 % este año, según analistas.
“El otro día fui a comprar un plátano: en la mañana costaba 1.900 bolívares y en la tarde 3.000. Es imposible vivir así. Estoy decepcionado de los políticos”, dijo a la AFP.
“Será una victoria casi segura del Gobierno, con alta abstención”, señaló a la AFP el politólogo Luis Salamanca.