Nacional
“Los trabajadores sufrimos las consecuencias de una política hostil”
25 de junio de 2020
A medida que se refuerza el confinamiento por la pandemia de COVID-19, incrementa la preocupación de los trabajadores de Guayana ante la falta de políticas públicas que protejan los derechos laborales
“El estómago no tiene color político”, fue el lema con el que trabajadores de las empresas básicas y otras industrias salieron la semana pasada a las calles a exigir la reactivación del parque industrial, salarios decentes y contratación colectiva.
El reclamo se mantiene debido a la falta de respuesta de las autoridades.
“Estamos sumamente preocupados por la productividad de las empresas y estamos exhortando al gobierno que tome medidas reales. La preocupación crece en los trabajadores porque hay intenciones de despido y lo que queremos es proteger los puestos de trabajo”, alertó Cruz Hernández, delegado sindical de Sidor.
La dirigencia insiste en reclamar la renovación de las contrataciones colectivas, vencidas entre ocho y diez años, también instan al resto de la clase obrera a sumarse en defensa de la libertad sindical, vulnerada por el hostigamiento de fuerzas represivas de seguridad, como Sebin y Dgcim.
“Se juntó la cuarentena radical y se está untando el hambre, y no hemos visto una política acertada que atienda a los trabajadores en esta situación, encuartelan a los trabajadores pero no hay una posibilidad de salario digno. Trabajadores de Guayana y toda Venezuela sufren las consecuencias de una política hostil”, agregó.
Hambre y miseria
Ramón Gómez, secretario general del Sindicato Único Nacional de Empleados Públicos de la Corporación Venezolana de Guayana (Sunep-CVG), reiteró que la lucha es porque se dignifique el salario del venezolano para garantizar calidad de vida digna.
Señaló que la cesta básica, según el Cendas, está por el orden de los 285 dólares mensuales aproximadamente, pero el salario promedio en Venezuela no alcanza ni los 20 dólares.
“No es necesario explicar que esto es hambre y miseria, y para nadie es un secreto que la economía de Guayana depende de esas empresas que en un momento llegaron a ser la potencia económica en Venezuela y hoy están en abandono, y no solo ha influido en la calidad de vida del trabajador, sino que una ciudad pujante como Ciudad Guayana, que era referencia de cómo debería construirse una ciudad, hoy es prácticamente una ciudad fantasma, con centros comerciales vacíos, la economía formal destruida”, manifestó.
A ello sumó la precariedad de los servicios básicos, más el desabastecimiento de gasolina y el confinamiento por el coronavirus.
Por otra parte, alertó sobre las nuevas promesas por parte de quienes, a su juicio, traicionaron a la clase trabajadora.
“Alerta con los cantos de sirena que están empezando a sonar nuevamente en Guayana, aquellos personajes oscuros que una vez traicionaron a la masa trabajadora, traicionaron la confianza, hoy quieren salir nuevamente a la palestra pública para tratar de confundirlos. Nuestra exigencia es clara y precisa, reintegro de las convenciones colectivas y su aplicación inmediata”, puntualizó Gómez.
Con la cuarentena nacional, la mayoría de los trabajadores de las industrias de Guayana fueron desactivados y solo labora quienes pertenecen al plan de contingencia. Estos últimos gozan de unos pocos beneficios o incentivos de los que excluyen al resto, como bonos y bolsas de comida.