Venezuela volvió a quedar paralizada este martes por un nuevo apagón nacional de varias horas que llevó al gobierno a suspender la jornada laboral y estudiantil por 24 horas.
Cuando apenas se recuperaba de la peor falla eléctrica de su historia, ocurrida el 7 de marzo y que duró casi una semana, el país petrolero volvió a quedar a oscuras y paralizado. Las calles quedaron desoladas y los comercios cerrados en Caracas y las principales urbes del país.
La falla inició el lunes a las 13H22 (17H22 GMT) y colapsó el suministro de agua, las redes de telefonía e internet y la banca electrónica, vital ante la escasez de efectivo que generan la voraz hiperinflación y la devaluación.
El gobierno «ha decidido la suspensión por 24 horas de las actividades laborales y educativas en todo el país», anunció el martes el ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez, citado por el servicio de prensa del despacho presidencial.
Además de la capital, el corte afecta a 21 de los 23 estados, según reportes de usuarios en redes sociales. El gobierno de Nicolás Maduro no suele dar informes del impacto de este tipo de emergencias.
La tarde del lunes, el servicio se restableció en Caracas y regiones centrales por apenas unas horas, y luego volvió a caer.
Ante la intermitencia, habitantes de varios estados expresaron su frustración y furia. Otros ironizaban sobre la versión del gobierno de que se trató de un nuevo ataque a los sistemas de carga y transmisión.
«Sabotajes» y «mentiras»
Los apagones son frecuentes en el país petrolero, y sistemáticamente el gobierno los atribuye a sabotajes de la oposición.
El ministro de Comunicación adujo que se trató de «un ataque al centro de carga y transmisión» de la hidroeléctrica de Guri (estado Bolívar, sur), que genera 80% de la energía que consume este país de 30 millones de habitantes.
«Esta guerra eléctrica la derrotaremos con la fuerza inmensa que como pueblo hemos acumulado en nuestra lucha contra imperios groseros y sus lacayos locales», insistió este martes Rodríguez.
Pero el líder opositor y jefe del Parlamento Juan Guaidó, reconocido como presidente interino por más de 50 países, aseguró que el corte se produjo por una «sobrecarga en el sistema de subestaciones».
«¿Cómo pretenden seguir repitiendo las excusas de la «guerra eléctrica» y el sabotaje? Son mentirosos y corruptos», denunció en Twitter Guaidó, quien se juramentó el 23 de enero, luego de que el Legislativo declarara «usurpador» a Maduro por considerar que fue reelegido de manera fraudulenta.
«Es rudo, todo deja de funcionar. En los días de apagón uno no hace nada, no hay Internet, no hay acceso al efectivo», indicó Yendresca Muñoz, analista de banco de 34 años.
Fuerte impacto
El apagón es un nuevo golpe a la colapsada economía venezolana. Según estimaciones del parlamento opositor y organizaciones gremiales, el apagón de comienzos de marzo provocó pérdidas de mil millones de dólares.
«Esto es ya demasiado (…). Las carnes, los pollos, todo lo que es comida se daña, es pérdida total», se quejó Leo, de 19 años, empleado de un restaurante del este de Caracas, que debió cerrar el negocio el lunes intempestivamente.
A su lado una decena de trabajadores se sentaron en la calle a esperar resignados.
Cientos de personas volvían pie a sus casas al final de la tarde del lunes y los pocos buses disponibles estaban atestados.
El masivo apagón de una semana afectó con dureza a los hospitales, ya castigados por la falta de insumos y medicinas. Según oenegés, una decena de pacientes murieron a raíz de los cortes.
Tras esa crisis, Maduro anunció una reestructuración de su gabinete y prometió una «transformación profunda» de las empresas del sector, además de blindar la infraestructura con la Fuerza Armada. Más de una semana después no se producen los cambios ministeriales.
Tensión EEUU-Rusia
Guaidó prepara una movilización nacional hacia el palacio presidencial de Miraflores en Caracas para asumir su control, en fecha por definir, y no descarta pedir al Legislativo que autorice una intervención militar extranjera.
Washington, su más ferviente aliado, tampoco excluye una acción militar para sacar a Maduro, a quien se ha propuesto estrangular económicamente con sanciones como un embargo petrolero que se hará efectivo el próximo 28 de abril.
En medio de la presión internacional para que Maduro abandone el poder, Rusia y China, principales acreedores de la deuda externa de Venezuela (estimada en 150.000 millones de dólares), se han convertido en los grandes aliados del presidente socialista.
El pasado sábado dos aviones de las Fuerzas Armadas rusas aterrizaron en el aeropuerto internacional de Maiquetía, que sirve a Caracas, transportando personal militar y equipos, confirmó la agencia estatal rusa Sputnik, desatando un cruce de acusaciones entre Washington y Moscú sobre injerencia en la crisis venezolana. AFP