Nacional
Pequeños comedores en Bolívar se mantienen abiertos para ayudar a los más vulnerables
31 de marzo de 2020
- Comedores y fundaciones siguen trabajando a pesar de la cuarentena y de la escasez de gasolina, paralizar sus acciones sería contraproducente para quienes ya antes de la pandemia estaban en gran estado de vulnerabilidad.
Las organizaciones de la sociedad civil que trabajan con poblaciones vulnerables en el estado Bolívar, están haciendo maromas para no dejar de atender a niños, ancianos y familias que se benefician de sus programas en medio de la emergencia humanitaria compleja, y ahora de la pandemia por el Covid-19.
Fundación Me Diste de Comer, con 20 años en Ciudad Guayana, es una de las organizaciones que sigue trabajando a pesar de la crisis de gasolina. Con la cuarentena han tenido que limitar sus acciones y maximizar las medidas de seguridad tanto para sus cocineras como para sus beneficiarios. Ahora están entregando los almuerzos en envases para llevar.
De acuerdo con su presidente, Carlos Corinaldesi, están entregando cerca de 450 almuerzos en los cuatro comedores que mantienen: tres en San Félix y uno en Unare; en este último además sirven 120 desayunos.
La falta de gasolina ha sido perjudicial. Corinaldesi comentó que algunos de los necesitados han dejado de asistir por la falta de transporte que no les permite llegar desde lugares alejados a los comedores.
Para otros problemas refirió que “siempre Dios provee”, haciendo referencia a las dificultades en el acceso al gas doméstico y a la disminución de contribuciones que han hecho más cuesta arriba mantener el programa de alimentación.
El sacerdote católico Carlos Ruiz señaló que las autoridades responsables del suministro de combustible no han tenido consideraciones con la fundación. “Vamos semana por semana, así es como estamos trabajando, para esta semana tenemos, no sé si para la otra vamos a poder”, contó. El párroco es el responsable de tres comedores de la Fundación Me Diste de Comer en San Félix.
En las últimas dos semanas ha habido un aumento de entre un 10 y 15% de personas que cada vez se acercan a los comedores en busca de ser ayudados, calcula Ruiz. “Se está notando por la propia cuarentena que la gente no puede salir a comprar o no puede ir a trabajar entonces tampoco tienen recursos”, señaló.
La fundación -que comenzó como un comedor dirigido a niños- ha tenido que ir ampliando su apoyo. La emergencia humanitaria compleja ha generado que los recursos también tengan que dirigirse a ancianos y personas enfermas. Aunque tienen un censo con la cantidad de personas que pueden ayudar, en ocasiones son tantos los que necesitan ayuda que no pueden atender a toda la demanda.
El sacerdote Ruiz, explicó que la principal razón por la que se mantienen activos estos comedores es porque de no ser así se “complicaría más los riesgos” de las personas que están vulnerables. Los almuerzos que brindan de lunes a viernes, dijo, son “una tabla de salvación” para muchas personas que ya de por sí no se alimentan bien.
“Casi todos los asistentes tienen déficit nutricional”, manifestó, una condición que puede agravar el cuadro médico de quienes contraigan Covid-19 por su débil estado de salud. Pidió que se garantice ayuda en el suministro del combustible para continuar con la operatividad de los comedores.