Nacional

“Putin no tiene ningún derecho sobre Ucrania”

4 de abril de 2022

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Por más de seis años consecutivos, a los que hay que sumar sus posteriores visitas, Orlando Ramírez conoció directamente lo que fue la Europa de la Guerra Fría, y luego su escenario posterior, luego de la caída del Muro de Berlín.
Freddy Omar Durán
A partir de su experiencia en la ex-Yugoslavia, y su transitar por una parte importante de Europa, en los años 60, Orlando Ramírez no solo escribió su libro Voluntad y Alternativa, sino que ha asentado, en serie de artículos y piezas literarias, sus convicciones, lo político, entendido como profundo pensamiento de los pueblos, que juega un papel fundamental en el destino de las naciones y no puede ser minusvalorado.
Su apuesta irrestricta y sin concesiones ha sido por la libertad y la democracia, que incluso alimenta una vena literaria transmitida al cuento, la poesía y el teatro, que algunos cercanos conocen de este docente de la Universidad del Táchira, especializado en las ciencias del agro.
Hoy, a partir de las oscuras nubes que se ciernen sobre el panorama europeo, similares probablemente a las que brotaron del horizonte internacional durante los años treinta, o las pusieron en vilo al mundo durante los años 60, ha querido compartir elementos para entender la actual guerra entre Rusia y Ucrania.
Para él conocer a la cultura eslava resulta clave para entender los conflictivos acontecimientos, pues la misma ha marcado las principales características de los modelos políticos prevalecientes.
—Es una cultura muy especial. Tiene una religión muy particular, la cristiano-ortodoxa, que le ha dictado una manera de comportarse ante la vida y ante las cosas espirituales. Es una de las más antiguas que tiene Europa, y comprende la mitad del territorio de la Europa en general, y en población un poco más de la mitad. Mientras la Europa Occidental cree en principios democráticos, en la libertad, con fuerte influencia del cristianismo católico; la del Oeste, la eslava, generalmente no se ha desprendido del feudalismo, del sometimiento, del convencimiento de que los poderosos someten y la servidumbre accede a sus caprichos, gustando de un gobernante a perpetuidad. Así es Rusia, donde el mandatario es eterno, y por eso Putin ya lleva 20 años en el poder y está buscando la manera de reelegirse indefinidamente, afirmó Ramírez.
En su concepto se activó un “shock cultural”, en el que la alianza entre Occidente y Ucrania resulta inconcebible para el temperamento eslavo.

Tito, el otro desafío

Años antes de la caída del Muro de Berlín y acontecimientos como la Primavera de Praga, al interior del bloque comunista del Este brotes de disidencia existieron, siendo uno de los casos más sonados el del Mariscal Tito Josip Broz Tito, dictador de Yugoslavia, en la época en los que Orlando Ramírez, residenció en Yugoslavia. Incluso hay quienes comparan al héroe de la Segunda Guerra Mundial con Volodomir Zelensky.
Sin embargo, al acceder el presidente ucraniano a través del voto, y Tito hacerlo de facto y conservar el cargo hasta su muerte, las diferencias se evidencian.
—Muy poco el paralelismo que se pudiera establecer entre Zelensky y el mariscal Tito. Yugoslavia también tuvo un enfrentamiento con Rusia, específicamente con Stalin, el dictador de la Unión Soviética. Tanto lo enfrentó que Stalin dijo un día: “mira Tito, es suficiente que yo mueva este dedo meñique para que tu desaparezcas de la faz de la tierra”. Esa es una expresión diabólica, dañina, prepotente, de alguien que tenía todo el poder en sus manos y podías hacer lo que le daba la gana con las demás personas—afirmó Ramírez.
Esas diferencias se reflejarían en un comunismo más flexible, sin salir del intervencionismo estatal por supuesto.
—Yo recuerdo de Yugoslavia un comunismo distinto, más flexible; había mayor libertad de movilidad de la gente, de una región a otra región, incluso a otros países. Yo tuve la oportunidad de conocer los países escandinavos, actualmente en tensión con Rusia, y conocí otros sistemas económicos más liberales, pero de mucho provecho para sus habitantes. Lo que conocí de la entonces Unión Soviética fue un sistema muy rígido, cerrado, sin nada de libertades—expuso Ramírez.
Su regreso a Yugoslavia fue placentero en tanto conocería un país de mayores libertades; pero también agridulce al conocer el testimonio de quienes vivieron una terrible guerra civil, luego de desgarrarse en una serie de repúblicas.
—Después tuve la oportunidad de ir dos veces a lo que era Yugoslavia, 30 años después, y los cambios eran sumamente fantásticos desde el punto de vista de la libertad, que es la que yo amo tanto, de la democracia, el derecho de disentir del gobierno sin que eso te pueda llevar a prisión, o esconderse. Ha sido un territorio con cambios importantes donde puedes montar un negocio, sin mayores intromisiones por parte del Estado. Desafortunadamente la región de Kosovo, al intentar independizarse de Serbia,  trajo como consecuencia una estrategia militar por parte del entonces presidente Milosevic, quien hizo exactamente igual que Putin, y por eso recibiría el repudio del mundo y sería condenado a muerte—sostuvo Ramírez.

Ucrania, granero del mundo

Como experto en cuestiones agrarias, reflejadas en su texto de referencia internacional en el tema, El Mercadeo del Café Oro, Ramírez está convencido de que apoderarse de Ucrania, es tener el control de una de las regiones más fértiles del mundo.
—Ucrania no solo es el país más cercano a la Europa Occidental, y es un país con unas tierras demasiado fértiles, un gran productor de graneros, un gran productor de aceite de girasol, entre otros productos—explicó Ramírez.
Entiende la actitud de Putin como un intento desesperado de salir de su aislacionismo geográfico, pues está en un área muy encerrada, y abrirse más al mundo para expandir su influencia; pero para nada justifica que eso deba lograrse al coste de tanta vida humana.
—Putin cree que tiene un derecho sobre Ucrania y no tiene ninguno. Fíjate que  Ucrania y Rusia históricamente han sido hermanos, han estado en guerras, combatiendo contra otros países; y  ahora este señor de la noche a la mañana lo agrede a Ucrania, y eso es inaceptable desde todo punto de vista. Ucrania ya fue sometida a una hambruna en 1933-35, que diezmó gran parte de su población. Putin, ante los ojos de los Organismos Internaciones, no han cumplido con sus obligaciones de frenar y parar la guerra, y ha provocado la huida despavorida de millones de personas ante los intensos bombardeos. Todo  ello, sin que la ONU, se pronuncie contundentemente, ni haga acto de presencia con sus Cascos Azules, con normativas legales. Por menos, Slobodan Milosevichic ameritó ser llevado a la CPI, en La Haya, y recibió condena, acotó.
Todo lo que pase en Ucrania, incluso un acuerdo de paz, para Orlando Ramírez, debe pasar por la decisión autónoma y soberana de sus ciudadanos, a través del voto. También considera que a los rusos deben permitírsele pronunciarse sobre las decisiones de su presidente, pues el criterio de estos, medible en un referéndum, no puede ser monopolizado por un solo líder.

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