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Salud mental en adolescentes: retos, señales de alarma y el papel de la familia
8 de julio de 2025
Con el propósito de abrir espacios para fomentar el cuidado de la salud mental, especialistas, docentes, estudiantes y familias participaron en el conversatorio Hablemos de salud mental en adolescentes y hagamos prevención, organizado por el Centro de Atención y Desarrollo Humano (CADH) de la Universidad Católica Andrés Bello, extensión Guayana.
El encuentro sirvió como espacio para reflexionar sobre los desafíos emocionales que enfrentan los jóvenes hoy en día, y ofrecer herramientas prácticas que fortalezcan el acompañamiento familiar y educativo.
Aura Balbi, profesora y psicóloga del CADH, abordó el estado de salud mental de los jóvenes de la UCAB Guayana, con base en una encuesta realizada a estudiantes de la casa de estudios.
De acuerdo con los resultados en cuanto a síntomas psicosomáticos, 38% de los encuestados reportó no sentirse en buena condición de salud; 44% mencionó que necesita un estimulante para realizar actividades, 62% se ha sentido agotado y sin fuerzas, 46% ha sentido opresión en la cabeza o sensación de que le iba a estallar, 41% dijo sentirse enfermo, 49% mencionó haber sentido dolores de cabeza y 36% manifestó haber sentido oleadas de calor o escalofríos.
Sobre la ansiedad, Balbi detalló que 49% considera que las preocupaciones afectan su sueño, a 44% se le dificulta dormir toda la noche, 57% ha sentido “los nervios a flor de piel” y malhumorado o irritado, 64% expresó sentirse agobiado y en tensión, 29% se ha asustado o sentido pánico sin un motivo, 62% dijo que ha sentido que se le viene todo encima y 48% se ha sentido nervioso y a punto de explotar.
Los resultados también mostraron cómo estos factores conllevan a una disfunción social de la actividad diaria. 22% de los estudiantes encuestados indicaron que se les ha dificultado mantenerse ocupado y activo, 36% le toma más tiempo hacer las cosas, 33% percibe que no está haciendo bien las cosas, 47% no está satisfecho con cómo está haciendo las actividades, 33% no siente que esté cumpliendo un papel importante en la vida, 26% no se ha sentido capaz de tomar decisiones y 38% no se ha sentido capaz de disfrutar las actividades cotidianas de la vida.
El estudio también arrojó datos sobre señales de depresión: 35% ha pensado que no vale nada, 22% dice que no tiene esperanzas, 33% ha pensado en “quitarse del medio”, 83% considera que la vida vale la pena vivirla, 36% expresa no poder hacer ciertas cosas porque están nerviosos, 29% ha tenido la idea de quitarse la vida y 21% ha deseado estar muerto y lejos de todo.
Con base en estos resultados, la psicóloga Aura Balbi enfatizó en que la salud mental implica afrontar el estrés y tensiones diarias, desarrollar habilidades y potencial en beneficio propio y de la comunidad.
“La salud mental es fundamental en la educación y quienes acompañan a los estudiantes deben ser conscientes de su papel para promover su bienestar”, indicó.
Agregó que el vivir en un país marcado por la incertidumbre económica y los conflictos sociales, puede contribuir a profundizar los niveles de insatisfacción. Por ello destaca que “esta población debe considerarse de riesgo más o menos alto para la ocurrencia de problemas de salud mental”.
RR SS y tecnología: ¿herramientas o amenazas?
La psiquiatra infantojuvenil Petra Aponte hizo énfasis en el impacto que tienen las plataformas digitales en el bienestar psicológico de los adolescentes. Citó cifras recientes; entre ellas, más del 60% de los adolescentes entre 13 y 18 años interactúan con redes sociales diariamente y sin restricciones horarias.
“Los celulares no solo están presentes en el colegio, también han invadido el hogar y las relaciones intrafamiliares. Lo tecnológico ha eclipsado la conexión emocional y eso deja consecuencias graves en el desarrollo psicoafectivo de los jóvenes”, explicó.
La especialista también advirtió sobre la creciente normalización de problemas de salud mental entre adolescentes, como la ansiedad, la depresión, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), trastornos alimentarios, dismorfias corporales, consumo de sustancias, trastornos afectivos como la bipolaridad y, en casos más severos, la aparición de síntomas psicóticos.
Un llamado de alerta
En el conversatorio también se abordó un tema que en muchos casos sigue siendo un “tabú” en la sociedad: el suicidio como tercera causa de muerte entre jóvenes de 15 a 29 años.
La psiquiatra recalcó que los llamados “gestos suicidas” o expresiones de malestar emocional no deben subestimarse ni tomarse como intentos de manipulación.
“Decir que alguien ‘solo quiere llamar la atención’ es cerrar los ojos ante un sufrimiento real. La pregunta que debemos hacernos es: ¿por qué siente la necesidad de llamar la atención? ¿Qué está viviendo ese adolescente?”, cuestionó Aponte.
También enfatizó en que los intentos suicidas -fallidos o no- deben abordarse con seriedad, evaluación profesional e intervención familiar. Recomendó a padres y educadores estar atentos a señales de alarma como cambios abruptos de comportamiento, irritabilidad persistente, llanto frecuente, alteraciones en el sueño y el apetito, pérdida de interés por actividades que antes disfrutaban, aislamiento social, baja autoestima, autolesiones encubiertas o expresiones de desesperanza y sobrepensamiento.
Testimonios
El conversatorio también abrió espacio para que una madre e hija compartieran su testimonio.
La madre relató cómo ha aprendido a equilibrar la firmeza y la comprensión, y a brindarle a su hija un espacio de escucha libre de juicios. “El mayor reto ha sido acompañarla emocionalmente y ayudarle a construir su autoestima. A veces llego agotada del trabajo, pero trato de que ese tiempo juntas no sea un interrogatorio, sino una conversación real. Ella también me pregunta cómo estuvo mi día y eso ha fortalecido mucho nuestro vínculo”, expresó.
Por su parte, su hija adolescente, ofreció un testimonio sobre su proceso personal. “Uno de los retos más grandes ha sido consolidar la confianza con mi mamá. A veces olvidamos que los adultos también llegan estresados, y eso puede dificultar la comunicación. Pero hemos logrado encontrar un punto medio. Ella supo que yo tenía ansiedad por no saber qué estudiar y sin decirme nada, me inscribió en un curso vocacional. Al principio no quería ir, pero terminó siendo justo lo que necesitaba”, contó entre risas.
Entre las recomendaciones se insistió en validar las emociones del adolescente sin juzgar, no minimizar lo que sienten y escuchar con atención.
Además se resaltó la necesidad de desmontar el estigma que aún pesa sobre la salud mental. Muchos adolescentes evitan consultar a psicólogos o psiquiatras por temor a ser etiquetados como “locos” o “inestables”.
“Eso debe cambiar. El primer paso para cuidar la salud mental es educar sobre ella, normalizar el hecho de pedir ayuda y ofrecer contención en lugar de rechazo”, concluyó la psiquiatra.
El conversatorio Hablemos de Salud Mental en Adolescentes y Hagamos Prevención” es parte del impulso que la UCAB Guayana y el CADH tienen para priorizar el bienestar emocional de su comunidad, y de la formación integral de las familias como un eje esencial de apoyo. (Correo del Caroní / Comunicaciones UCAB Guayana)